Política
Gabriela Estevez: «Sin la presión horrorosa del gobierno nacional a los gobernadores las reformas no salían»
Fue un cierre de año agitado para los argentinos. Las imágenes viene a la mente a borbotones y casi todas se concentran en los alrededores del Congreso Nacional. Allí fue el escenario, una vez más después de mucho tiempo, en donde todas las contradicciones y las tensiones de la vida nacional se pusieron en juego en el acalorado diciembre que pasó. El país fue cambiando en los últimos años. A partir de distintas valoraciones, eso se destacada desde todos los sectores. Gabriela Estevez ocupa su banca en la Cámara de Diputados de la nación desde las última imágenes del kirchnerismo en el poder. La últimas discusiones la tuvieron entre la calle y el recinto. De todo eso y de su perspectivas de futuro conversamos con ella.
-¿Cómo ves que cerró el 2017 a nivel político y a nivel legislativo?
-Me parece que el 2017 terminó de una forma muy preocupante. Sobre todo en torno a lo que estamos viviendo en materia política. Terminamos con un déficit fiscal muy grande y con un endeudamiento enorme. A eso hay que sumarle la gran cantidad de despidos en el sector público en diciembre y enero y todo lo que está contemplado en el Presupuesto que se aprobó para el 2018. Estamos hablando de un proyecto que establece cerca de 30 mil despidos, muchos de ellos en áreas muy sensibles como salud y educación. El cierre de año fue muy triste y amargo, la reforma previsional y la tributaria marcan la pauta de lo que estoy señalando. Hemos tenido niveles de conflictividad social muy grande y la respuesta del Estado y del gobierno fue más que preocupante. Estuvimos todo este tiempo esperando los “brotes verdes” que siempre prometieron y resulta que ahora nos damos cuenta de que esos “brotes verdes” eran la gendarmería y las fuerzas de seguridad.
-Vos estuviste en la calle, en medio de ese accionar violento de las fuerzas de seguridad cuando en el recinto se intentaban aprobar esas leyes a las que la gente en la calle se oponía. ¿Qué sentiste mientras todo eso sucedía?
-Una enorme impotencia. Sentí profundamente la impotencia de ver lo que estaba pasando en la calle y no poder hacer nada para evitar eso más allá de nuestra responsabilidad como diputados y nuestro desacuerdo con todo lo que sucedía. Tratamos de ponernos en el medio, tratamos de evitarlo y no lo logramos. Eso genera una sensación muy fea porque me pareció que no habíamos superado lo que yo pensaba que sí habíamos superado como sociedad y que tiene que ver con esa especie de suficiencia que tienen las fuerzas de seguridad por sobre la ciudadanía. Eso me generó mucha frustración. Nosotros fuimos parte de un proyecto político que trabajó mucho con todo lo que tiene que ver con los derechos humanos a la par de esas fuerzas que estaban reprimiendo en ese momento. Yo estaba al lado de Máximo (Kirchner) cuando él les preguntó cómo podían estar haciendo eso luego de la formación en derechos humanos que habíamos trabajado juntos y con la forma en que nos esforzamos para que las cosas sean diferentes. En ese momento, los gendarmes nos pidieron que los ayudemos. La verdad es que eso fue muy shockeante, muy difícil. Estábamos ahí y no podíamos ayudar ni intervenir en la manera en que queríamos hacerlo. Fue una situación muy llena de frustración y muy llena de contradicciones porque nosotros estábamos en la calle sin poder ayudar a los gendarmes en la forma en que ellos nos pedían que los ayudemos ni tampoco podíamos defender a la gente que estaba en ese lugar.
-Es interesante lo de las tensiones. ¿Crees que ese consenso en torno a las fuerzas de seguridad que en algún momento parecía estar muy firme realmente lo está?
-Yo creo que quienes están en el gobierno quieren construir un consenso diferente en torno a la opinión pública. Yo vi con mis propios ojos la forma en que ellos estaban promoviendo el enfrentamiento. A mí nadie me lo contó porque yo estuve ahí. Quieren construir ese enfrentamiento para que eso desemboque en un consenso en torno a la represión que pretenden llevar adelante. No creo que la sociedad argentina acompañe el accionar represivo pero ellos intentan instalar un escenario de enfrentamiento para justificar esa manera de actuar.
-De todas formas, el accionar violento por parte de algunos manifestantes existió.
-Lo que pasa es que había un pequeño grupo generando incidentes que, al día de hoy, no sabemos quiénes eran. No pertenecían al conjunto de trabajadores organizados y no pertenecían a los sectores de expresiones sociales y políticas que habían ido a expresarse a la plaza pacíficamente. No sabemos a qué sector pertenecían pero está claro que estaban ahí con la clara intención de generar eso que finalmente se generó. Entonces, me parece que no podemos decir que se rompió el consenso del que venimos hablando sino que sucedió otra cosa. La manifestación espontánea y pacífica que se vio en diferentes lugares del país luego, esa misma noche, habla de eso. Hubo un repudio generalizado por parte de la sociedad con respecto al accionar de las fuerzas de seguridad, lo que pasa que a la par de eso están intentando instalar que los que manifiestan políticamente son violentos y, de esa manera, buscan justificar el accionar de las fuerzas. Honestamente creo que el sector de la sociedad que puede justificar esa manera de utilizar la fuerza es realmente minoritario. Lo vimos con el repudio al fallo del 2×1. Nadie quiere volver a eso.
-Te llevo a la vida parlamentaria. Durante estos dos años de gobierno se habla de un “clima distinto” a la hora de discutir. Vos estuviste los últimos dos años del gobierno anterior y los primeros dos de este. ¿Ves que realmente hay una forma distinta de discutir y consensuar las leyes en el Congreso?
-Yo creo que no hay discusión ahora sino que hay intimidación y apriete. Eso se vio claramente en la forma en que se aprobaron las reformas previsional y tributaria en donde, de hecho, el apriete vino con un acuerdo firmado por los gobernadores. Condicionar el voto de los diputados es violar la independencia de los poderes. Yo no veo que haya más discusión ni que se haya abierto el diálogo. Yo observo que hay operadores políticos de parte del oficialismo que tienen una capacidad de injerencia muy grande sobre una parte de la oposición y hay una gran presión hacia los gobernadores que repercute en un accionar de los ejecutivos provinciales que condicionan la actividad legislativa.
-Algo parecido parece suceder con algunos sectores del gremialismo y estos acuerdos que se buscan ir trazando “sector por sector”.
-Sí, yo creo que el manejo que tienen hacia cada uno de los sectores es el mismo. Claro que con diferentes cuestiones que se ponen sobre la mesa, pero aprietan en todos lados. Con las obras sociales, los fondos, las carpetas, es manejo es exactamente el mismo.
-¿Existe en ese panorama la posibilidad de construir un espacio opositor más grande en el que confluyan sectores que hoy tienen posturas distintas a la hora de pararse a discutir con el oficialismo?
-A mí se me encendió una luz de esperanza cuando vi la forma en que logramos trabajar la discusión contra la reforma previsional. Se pudo avanzar en la construcción de acuerdos que tenían que ver con la defensa de la ciudadanía, ninguna otra cuestión estuvo por detrás de eso. Siento que podemos avanzar en la construcción política amplia no sólo para ponerle un freno al gobierno sino para pensar propuestas y alternativas que nos permitan defender y ampliar los derechos de la gente. Yo te puedo asegurar que si no hubiese estado la presión horrorosa que hubo del gobierno nacional a los gobernadores y de los gobernadores a los legisladores, esa reforma no salía. Me parece que hay una conciencia por parte de las bancadas opositoras que advertimos que tenemos que consensuar los proyectos en torno a lo que necesita la gente y no en torno a lo que el gobierno nacional quiere imponer.
-Nuestra provincia se presenta como enclave electoral que apoya masivamente a Macri y tiene un gobernador al que se lo reconoce nacionalmente como el mejor aliado opositor entre los mandatarios provinciales ¿Qué crees que puede pasar en Córdoba?
-Es verdad que Córdoba que más ha apoyado al gobierno nacional. Pero me parece que eso fue en las elecciones y ahora el gobierno ha tenido un impacto negativo muy grande en la opinión pública con el último paquete de leyes aprobado en el 2017. Mira que en Córdoba han pasado muchas cosas que golpearon mucho a varios sectores de la vida provincial a partir de la apertura de importaciones, la forma en que eso afecto a la industria, los despidos en el sector público, el vaciamiento y los despidos en el ámbito de Fabricaciones Militares. Hubo muchas decisiones nacionales que afectaron a Córdoba pero creo que la reforma previsional tuvo un impacto muy grande. Hay sondeos de opinión que ya demuestran la forma en que la imagen positiva del Presidente ha caído y eso tiene que ver fundamentalmente con las políticas agresivas que se han tomado en torno a los adultos mayores y a los niños. Creo que el gobernador va a tener que tomar nota de eso. Schiaretti va atener que recalcular y empezar a pensar cómo va a sostener su caudal político porque creo que con la decisión política que tomó con respecto a esta votación también se ha equivocado. Más aun teniendo en cuenta las promesas que hicieron durante la campaña cuando decían que nunca votaría un saqueo a los jubilados. Lo hicieron de todas las formas posibles, primero garantizaron el quórum y después votaron calladitos la boca los proyectos del gobierno.
-¿Crees que el justicialismo tiene posibilidades de unificarse de cara al 2019 o es el momento de pensar, construir y fortalecer una tercera alternativa en Córdoba?
-Hay sectores del peronismo con los que se puede dialogar y pensar una alternativa conjunta. Eso, además, es una demanda que nos están haciendo desde muchos sectores. Los sectores populares y los trabajadores organizados nos piden que nos sentemos a conversar para construir una alternativa que pueda ser un poco más amplia que el peronismo pero que tenga como columna vertebral al movimiento. Hay que hacer ese esfuerzo, sin duda. Yo no lo veo imposible pero sí creo que para que esto pase hay determinados sectores del peronismo que van a tener que hacerse a un lado o cambiar el rumbo de las definiciones políticas que vienen tomando.
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