
Política
Jorge Sappia: «La conducción del Comité Nacional ha destruido al radicalismo»
Jorge Sappia es uno de los nombres más importantes de la historia del radicalismo contemporáneo, para Córdoba y para el país. Ministro de Trabajo de la Provincia entre 1985 y 1995 y viceministro de la misma carteara a nivel nacional en tiempos de la Alianza, el actual Presidente de la Convención de la UCR es uno de los militantes más críticos a la realidad presente del partido centenario. Desde hace un tiempo viene advirtiendo sobre la falta de participación del radicalismo en las decisiones nacionales y en las políticas erróneas definidas desde la administración de la gestión Macri. Con el resultado de las PASO expuesto afirma que, todo lo que pasó, “se veía venir”.
-¿Qué análisis hace de lo que pasó en las elecciones primarias del 11 de agosto y de todo lo que pasó la semana que le siguió?
-Me parece que el Gobierno cosechó lo que sembró durante más de tres años. Por contradicción a esa situación, la oposición obtuvo el triunfo tan contundente que obtuvo. Yo creo que el macrismo se equivocó el 11 de diciembre del 2015 y siguió haciendo lo mismo durante todo este período. El Gobierno tomó un país en una situación muy complicada y la agravó. No corrigió nada, no plateó nada distinto y, lo que es peor, se enredó en un acuerdo con el Fondo Monetario Internacional que trajo recesión, desempleo y parálisis de la actividad económica. Todo esto no es inocuo porque ha generado una situación muy complicada para los sectores más vulnerables del país y el resultado no es gratuito. No había otra posibilidad en las elecciones que el resultado que se conoció en las PASO.
-¿Qué responsabilidad tiene el radicalismo en todo eso?
-Lo que pasa en el país es responsabilidad de todos. El Gobierno es el factótum, pero nadie es inocente porque todos hemos contribuido a que pase lo que está sucediendo. Ahora, contestando específicamente a la pregunta, creo que la conducción del Comité Nacional de la UCR es co-responsable ya que no asumió la obligación que, como parte de la coalición de Gobierno le correspondía y dejó que el PRO gobernara en soledad sin darle la más mínima posibilidad de consulta u opinión. Toleró, consintió esa situación y, no solamente le infirió un daño muy grave al país, sino que le hizo un daño terminal al radicalismo. Hoy, los que no hemos consentido esa conducción partidaria y no hemos apoyado este proceso desde hace muchísimo tiempo, consideramos que no sólo que hay que recuperar la identidad del radicalismo sino que hay que refundarlo. Hay que fundarlo de nuevo, lo han destruido. Es un partido que ya no existe en la Argentina.
-¿Qué opinión le merecen los anuncios y las decisiones que tomó el Presidente después de las elecciones?
-Me parece que son medidas que fueron tomadas en medio de un susto enorme y cuando uno toma decisiones asustado, por lo general, mete la pata. Yo creo que Macri metió la pata en largar medidas como las largó, sin un debate previo y sin consulta al resto del país, representado en los gobernadores; que además son del partido opositor. Lo que pasó, entonces, es que los gobernadores tienen un problema porque, por ejemplo, la Provincia de Córdoba se va a perder cerca de 3.200 millones de pesos de coparticipación. Si a eso le sumamos que se le están debiendo a la Provincia los fondos para el sistema previsional, el agujero termina siendo bastante grande. Las medidas deberían haber sido tomadas mucho antes, espero que ahora sirvan para aliviar la situación de la gente. De todos modos, han sido producto de un apresuramiento tal que ahora sólo van a generar más problemas. El Gobierno se equivocó del mismo modo en que se equivocó cuando salió a echar culpas el 12 de agosto y después tuvo que salir a pedir perdón. Se equivocó en lanzar medidas populistas sin un análisis previo y ahora andan con problemas. Ojalá puedan arreglarlo para beneficio de la gente.
-Estuvo a cargo de la cartera de Trabajo de la provincia durante más de una década y también le tocó ocupar un cargo a nivel nacional que lo llevó a mantener un diálogo directo con los sindicatos en momentos muy difíciles de la historia argentina. ¿Cómo se hace para negociar con el sindicalismo en momentos como éste?
-Yo siempre tuve la misma idea: para negociar, lo primero que uno tiene que hacer es saber qué quiere su parte pero ponerse en el lugar de lo que quiere la contraparte. Hay que ponerse en el lugar del otro y, a partir de allí, uno tiene la obligación de buscar un punto de equilibrio. Ese es el quid de la cuestión de la mediación. Ahora, si uno se para en la posición de alguna de las dos partes y no admite que el otro tiene alguna cuota de razón es imposible mediar.
-Me atrevería a decir que usted conoce a la mayoría de los actores del sindicalismo actual. ¿Cree que en este contexto se puede llegar a un acuerdo para evitar la conflictividad?
-Yo creo que sí. Siempre se puede llegar a un acuerdo, sólo que hace falta establecer un puente que equilibre las presiones de uno y otro lado para que la tensión se disminuya y todo afloje un poco. Me parece que, más allá de las cosas que se dicen, hay un número ponderable de dirigentes sindicales muy razonables con los que se puede llegar a un acuerdo. Claro que no son todos, como también hay sectores muy duros en el sector empresarial, pero me parece que hay que buscar la forma de alcanzar esos acuerdos. Un buen ejemplo es lo que sucede con los procedimientos preventivos de crisis en los que los empresarios se reúnen con los sindicatos y se termina por firmar consensos en que se busca la mejor manera para que las empresas puedan sortear los problemas que se presentan sin que ninguna de las partes resulte más damnificada que la otra. Todos los días se firmar acuerdos de este tipo en Córdoba y en el país, de modo que en medio de una crisis, siempre es posible alcanzar un grado certero de razonabilidad.
-En el último tiempo se han escuchado algunas voces que ponen el acento en la importancia de sostener la gobernabilidad y la institucionalidad. También hay algunos pocos que han dicho, abiertamente, que podría resultar conveniente que se adelantes las elecciones o que el Presidente entregue el mandato antes del 10 de diciembre. ¿Usted cree que eso es un riesgo posible?
-Yo creo que no. Una de las pocas lecciones que hemos aprendido los argentinos es que hay que cuidar la institucionalidad y no caer en situaciones que después tengamos que lamentar. Yo creo que eso está más que claro. No creo que esté en riesgo la institucionalidad en la Argentina, para nada.
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