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La recuperación de los espacios públicos en Alberdi
En barrio Alberdi convive una extraña combinación de sitios, instituciones y actores que forman parte del escenario cotidiano, y que no necesariamente llegan a oponerse.
Por un lado, atravesado por su historia de lucha y rebeldía con la Reforma Universitaria y el Cordobazo, junto a una plaza que lleva el nombre del «conquistador» (¿o el «descubridor»?) de América.
Esas veredas angostas son transitadas cada día por estudiantes de nivel secundario que sin uniformes representan la adolescencia misma e inmigrantes que arriban al país en búsqueda de una vida mejor.
También deambulan los pacientes que reclaman piedad a médicos residentes del Hospital de Clínicas, en un intento de esquivar el cementerio San Jerónimo para asistir a otro espectáculo en La Piojera.
Y mientras la Jefatura de Policía vigila desde una de las avenidas principales de la ciudad, en una de las calles que la corta fue fundado el club que homenajea con su nombre al creador de la bandera y es apodado como “Los Piratas”.
Pese a su cercanía al centro y la destrucción del patrimonio arquitectónico e industrial, sigue siendo uno de los barrios más populosos de la ciudad. Quizá sea, justamente, por esa pluralidad. Y el centro vecinal, lejos de dar por perdida la batalla, se plantea mantener la identidad con la recuperación de los espacios públicos.
En diálogo con Mano a Mano, la presidenta del centro vecinal de Alberdi, Vanesa Ullúa, habla de la continuidad de la gestión, cómo se viven los encuentros de Belgrano y el avance de las desarrollistas inmobiliarias.
¿Qué tareas viene llevando adelante el centro vecinal?
Venimos trabajando hace mucho tiempo con varios proyectos. El compromiso de la gestión es continuar con lo que se venía haciendo, relacionado con la historia del espacio público. Fortalecer instancias donde los vecinos y vecinas piensen en esos espacios públicos o en cómo quieren el barrio. Ese es el eje fundamental y, a partir de esto, tenemos muchos proyectos particulares.
Cuenta que nace de los vecinos la idea de la plaza de bolsillo Elvira Ceballos, ubicada en la intersección de Santa Rosa y Pasaje de la Reforma, sobre un terreno privado que estaba abandonado.
“Le propusimos a la Municipalidad negociar con el propietario un comodato. De nuestra parte, conformamos asambleas para ver qué querían los vecinos para este espacio, como un pulmón de aire, en medio de edificios y el Hospital de Clínicas”, agrega.
En la plaza, inaugurada hace dos años, funciona un puesto de libros aportados por las distintas bibliotecas que se encuentran en barrio Alberdi.
¿Cómo funciona?
Por ahora solo ofrece actividades para las infancias. Participan la biblioteca de la Reforma, la biblioteca del club Belgrano, la biblioteca del Clínicas, la biblioteca del colegio Manuel Belgrano, es como una red de bibliotecas. Los vecinos conformamos esta idea del kiosco de libros, para que los libros estén en los espacios públicos. Se realizan algunas actividades recreativas, por ahora solo para niños, como por ejemplo la lectura de cuentos. Estamos organizando mejor la administración de este lugar y buscando más financiamiento para replicar la idea en otros espacios públicos.
¿Participaron de la remodelación de la plaza Colón?
No. Cuando nos enteramos que se iba a cerrar, pedimos audiencias con la Municipalidad y que nos dieran acceso, pero se nos negó. También fue porque la plaza Colón es patrimonio nacional.
En cambio, el proyecto de la recuperación de los predios de la ex Cervecería Córdoba, frente al estadio de Belgrano, surge de la red Pueblo de Alberdi, que es parte del centro vecinal de Alberdi y de otros centros vecinales de la zona. Insistimos mucho en la mesa de consultación, que fue negada varias veces, hasta que conseguimos que la Municipalidad escuchara que era interesante recuperar ese predio. Necesitábamos de la intervención de ellos porque es un predio judicializado (n. del r: directivos de la desarrollista Euromayor son investigados por estafa y asociación ilícita en una causa) y, luego, la Justicia permitió una intervención blanda en la parte más verde de los terrenos.
Las obras en la plaza, que tienen fecha prevista de finalización a principios de mayo, van en conjunto con el museo virtual de la ex Cervecería Córdoba, con el objetivo de mantener viva la historia de los obreros que pasaron por los galpones.
Frente al predio y pocos a metros del río, está enclavado el estadio de Belgrano, conocido popularmente como “Gigante de Alberdi”, que volvió a latir luego de las obras de ampliación para ahora poder albergar a 35 mil hinchas.
Begrano y Alberdi van de la mano. ¿Con estas ampliaciones, ha sido un problema para el barrio o se puede convivir todavía?
Yo creo que se puede convivir, la dinámica no es tan distinta a la que era antes. Hace dos semanas fue la vuelta de Belgrano al barrio. Nosotros sí proponemos algunas cosas de modificación de una manera más integral y estamos teniendo una mesa con la Municipalidad, el Coys y el club para ver cómo se mejoran algunas cosas. El club Belgrano siempre fue muy abierto a la comunidad y nosotros hemos trabajado siempre con ellos. Los vecinos estamos contentos de que Begrano juegue en Alberdi porque moviliza todo, no solamente en una cuestión identitaria sino incluso económica. Pero sí generan otras cosas como la suciedad, la basura, que no hay baños químicos afuera, el estacionamiento. Entonces, si proponemos cuestiones más integrales de la urbanización: en Alberdi pasan diariamente 2.000 personas por el Clínicas, 2.000 por el club y cada 15 días 35 mil personas. Sí o sí hace que tengamos una propuesta más integral de la urbanización para contemplar esa movilidad de gente tan masiva cada un tiempo tan corto. Y estamos trabajando en eso.
¿Cómo viene el avance de los desarrollos inmobiliarios en Alberdi?
La pandemia frenó bastante la actividad. En ese lapso, además, surgieron otras cosas. Y hoy de nuevo están avanzando sobre el barrio, sobre muchos barrios. Por ejemplo, en el pasaje Verna, que refleja un paisaje del siglo XX, tiene aprobados algunos edificios. Entiendo que no más de tres pisos, pero no se sabe más. Nosotros no perdemos ese foco, aunque no sé cuánto podemos hacer. En términos económicos es bastante fuerte, me parece un monstruo. Y nosotros pensamos la vivienda como un derecho.
¿Y cómo se puede mantener la identidad del barrio ante esto? ¿Complica un poco este avance de ciertos patrimonios?
Para nosotros es importante ver qué se piensa en los lugares que son patrimonio histórico. Por ahí se mantienen las fachadas como una pantalla. Para mí hay que avanzar un poquito y ver cómo se pueden pensar. El problema es que se lo venden a personas que tienen intereses económicos solamente. Digo, no tienen intereses de resguardar identidad y patrimonio. Sí, lo que me parece que nos está faltando es como pensar ideas concretas. Por ejemplo, pensar una propuesta de turismo popular. Y nosotros hablamos siempre de gentrificación. La idea principal es pensar un urbanismo desde las necesidades de los vecinos y vecinas. Y eso está faltando. Y eso no es responsabilidad de un centro vecinal. Nosotros siempre podemos intentar fortalecer esa idea o esa línea de trabajo. Lo cierto es que hasta que no haya una voluntad política clara de hacer eso, es muy difícil. Entonces, más que una recuperación, por ejemplo, de La Piojera, que es un un centro cultural, que fue una gran victoria, porque queda la identidad concreta del barrio concreta. Me parece que los predios de la ex cervecería, mientras nosotros sostengamos como una utilización de esos predios, de una manera más comunitaria o colectiva, mantenemos la identidad. Creo que es por ahí un poco o las cosas que al menos nosotros podemos fortalecer. Ahora esas cosas son necesarias. Hoy le hemos ganado a Euromayor o cualquier otro empresario que decidiera ocupar los predios para seguir construyendo torres. Ahora sí creo que con esta pequeña victoria no nos conformamos en términos de urbanismo en general y hay que repensar la organización de Córdoba.
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