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«Todos quieren vivir mucho, pero nadie quiere llegar a viejo»

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Una nieve mortal cae sobre Buenos Aires. Todo ha dejado de funcionar: no hay luz, no hay señal y el mundo parece haberse apagado. Mientras un grupo de amigos intenta sobrevivir descubre que los autos antiguos funcionan. “Lo viejo funciona, Juan”, expresa uno de los personajes cuando se movilizan en una vieja estanciera color verde. La escena de la serie “El Eternauta”, estrenada el pasado 30 de abril, no pasó desapercibida. Como una gran casualidad, dos días antes de su lanzamiento, el apagón ocurrido en España dejó el mismo mensaje: la antiquísima radio a pila funcionaba en medio de la crisis energética. Si los objetos viejos funcionan, ¿por qué pensar que las personas mayores no?

“Todos quieren vivir mucho, pero nadie quiere llegar a viejo. En parte es porque nos enseñaron a tenerle miedo, a rechazar la vejez, y a creer que mientras más años tengamos menos productivos somos para el sistema en el que vivimos”, explica Cecilia Lorenzo, Comunicadora Social especializada en Vejez y conductora del programa radial Palabras Mayores. El rechazo al envejecimiento no solo se traduce en estereotipos o prejuicios individuales, sino también en prácticas sociales que terminan por excluir y vulnerar a quienes envejecen. 

Desde 2006, el calendario indica que cada 15 de junio es el Día Mundial de Toma de Conciencia del Abuso y Maltrato en la Vejez. Durante todo el mes se realizan, desde distintos sectores sociales y organizaciones privadas y públicas, acciones que buscan erradicar los malos tratos e instar por una sociedad más igualitaria y justa para con los adultos mayores.

Que la fecha exista significa que aún queda mucho por hacer y que el viejismo, entendido como la discriminación hacia las personas mayores, aún no fue erradicado. Está en frases como “tengo 60, pero me siento joven” —o en su contracara “tengo 20, pero me siento un/a viejo/a”—, en el miedo a tener canas y la búsqueda de querer taparlas, en la industria millonaria del anti-age, en las campañas que hablan de “abuelos” como si todos los mayores tuvieran nietos, y en la infantilización con la que muchas veces se los trata: como si necesitaran más ternura que respeto.

“La discriminación viene de la mano de la cantidad de prejuicios con los que crecemos y nos llevan a pensar en que ser viejo es estar enfermos, no tener ganas de nada o no ser capaces. Cuando en realidad no es así, solo que a diario convivimos con cosas, expresiones y acciones que nos llevan a ser una sociedad gerontofóbica”, reflexionó Cecilia, quién también dicta talleres para adultos mayores. Y agregó “la vejez no es un monstruo, tiene cosas buenas y malas, todo tiene que ver con cómo llegamos a la edad y cómo lidiamos con esa mirada y prejuicios que están y que nos marcan”.

Avanzar hacia una cultura del buen trato implicaría, en primer lugar, resignificar la palabra “viejo” y dejar de utilizarla como un insulto. No se trata de buscar eufemismos y palabras edulcoradas cuando se trata de vejeces, sino de entender que la palabra viejo es sinónimo de vida, historias y derechos. 

 

El maltrato institucionalizado

– ¿Qué es necesario para avanzar hacia una sociedad con buen trato?

– Particularmente este año he notado que hay una baja en cuanto a la fuerza que tiene está fecha. En los últimos años, por las redes sobre todo, el tema se dio a conocer y se instaló, pero este año hubo un retroceso. Considero que tiene que ver con el contexto actual donde hay un Estado que, con sus políticas, es el primero en vulnerar a las personas mayores. 

La sociedad normalizó que todos los miércoles, en Buenos Aires, las fuerzas de seguridad repriman a los jubilados que marchan en reclamo de un haber jubilatorio digno y por la devolución del acceso a medicamentos gratuitos. Cecilia, quien ha viajado a la capital a realizar coberturas periodísticas y a acompañar a los jubilados que se movilizan, asegura que desde el Gobierno hay un mensaje claro de maltrato a los adultos mayores.

“Es el Gobierno mismo el que no tiene un buen trato con los adultos mayores. Y en cada marcha los jubilados nos dan el mensaje de que pese a los golpes y la represión ellos resisten y funcionan”, señaló la gerocomunicadora.

En un contexto de violencia, resulta clave la existencia de espacios donde las voces de todos los adultos mayores sean escuchadas y valoradas. 

 

Promover la vejez

Durante todo el año, y desde el 10 de abril de 1999, Palabras Mayores es el espacio en donde se promueve el envejecimiento y el buen trato hacia los adultos mayores. El programa que se emite por Radio Universidad AM 580, y fue impulsado por Cecilia Lorenzo, lleva más de un cuarto de siglo acompañando el despertar sabatino de los cordobeses.

– ¿Cómo nació Palabras Mayores?

– Nace del vínculo especial que tenía con mi abuela, que me había acompañado mientras estudiaba en la universidad, en ese entonces en la Escuela de Ciencias de la información de la Universidad Nacional de Córdoba, y que era una gran consumidora de radio. Ella estaba siempre con la radio encendida, pero me llamaba la atención que discutía con los conductores de los programas porque decía que hablaban muy rápido, no les entendía y le aburrían porque no le parecían interesantes. Con ella me di cuenta de que no había nada pensado para este sector de la sociedad que, al mismo tiempo, era el que más radio escuchaba.

– ¿Cómo fue el camino hasta llegar al primer programa?

– La idea surge después de recibirme, cuando estaba buscando iniciar mis prácticas profesionales, en ese momento junto a una compañera de la universidad iniciamos una investigación sobre las necesidades comunicacionales que tenían los adultos mayores y sobre qué proyectos había en los medios de Córdoba vinculados a ellos. Nos encontramos con que lo habitual eran temas relacionados a cuestiones previsionales y de enfermedad, más que de salud. Después de un año de investigación y de encuestas elaboramos el proyecto y lo presentamos en algunas radios.

– ¿Iniciaron en Radio Universidad?

– El proyecto lo pensé siempre para Radio Universidad, pero me llevó unos años que me abrieran la puerta. Empezamos con un espacio en FM Vital, después nos fuimos a La Ranchada, una radio comunitaria, y a los años nos invitaron a Radio Nacional. Hasta que en 2007 desembarcamos en Radio Universidad.

Desde su primera transmisión, Palabras Mayores es un programa dedicado a los adultos mayores. Con el tiempo, y crecimiento del proyecto, se transformó en un programa que, de manera más amplia, promueve la vejez. 

Cecilia comentó que quien escucha el programa se encuentra con información sobre lo previsional, temas de actualidad vinculados a los adultos mayores, sexualidad, brecha digital y otros temas gerontológicos de la mano de diferentes profesionales. Además, en cada programa los protagonistas son los entrevistados: cuentan sus proyectos, historias y actividades que realizan. “Se trata de mostrar que llegar a viejos no significa retirarse de la vida, sino que se puede seguir activo y sumando a la sociedad”, sintetiza Lorenzo.

 

En comunidad

“Me gusta prestarles atención y escucharlos para saber a lo que ellos les interesa, durante toda la semana ellos me van enviando sus consultas o inquietudes o me piden que hablemos de los temas que ellos quieren”, relata Cecilia, quién del otro lado de la pantalla, se dispone a tomar un mate.

La conductora de Palabras Mayores aún conserva las cartas que los oyentes le hacían llegar mediante el correo, previo a que la digitalización y la expansión del internet posibilitaran una comunicación cercana y continua. En el último tiempo, las redes sociales digitales, sobre todo Facebook y WhatsApp, se convirtieron en las vías de comunicación principales.

El programa tiene una comunidad de fieles oyentes, quienes en definitiva son los principales protagonistas, que todos los sábados “hacen el aguante” del otro lado del micrófono. 

La radio, uno de los medios de comunicación más antiguos, continúa siendo el medio privilegiado para crear comunidad y, al mismo tiempo, sensibilizar sobre temas importantes y necesarios. 

En Palabras Mayores la concientización y promoción del buen trato se intensifica durante junio, pero es un contínuo de todos los sábados desde hace 26 años. El mensaje es claro: lo viejo funciona, y funciona muy bien.

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