Cultura
Mujeres&Compañía: periodismo de lo que importa
La tarde cae en Madrid y la encuentra trabajando. Es sábado, pero el tiempo de escritura se rige por otras normas, a menudo las de la creatividad y la inspiración, y no las del calendario. “Me encanta volver a hacer periodismo en el sentido de volver a escribir”, dice Norma Morandini del otro lado del teléfono, la tecnología que permite achicar la distancia entre Córdoba y el viejo continente.
La periodista de vasta trayectoria dialogó sobre Mujeres&Compañía, la revista que junto a María Eugenia Estenssoro fundaron en los años 90 y que hace un año regresó en formato digital. A pesar de cambiar el soporte, el objetivo se mantiene intacto: “Pasé mucho tiempo en la política y en las redacciones peleando contra el “¿a quién le interesa?”. Yo creo que no importa que algo interese, hay que hablar de lo que importa”.
Mujeres&Compañía apareció en los kioscos en 1995, como una revista de estética glamorosa -imitando aquellas que se dirigen al público femenino-. Sin embargo, el contenido era su sello diferencial, en una apuesta a reflejar las voces de las incipientes mujeres profesionales de los distintos sectores de la sociedad. María Eugenia y Norma le pusieron fin al medio hasta el año pasado cuando, en una suerte de travesura, comenzaron una formación en periodismo digital.
“Lo que aprendimos en ese curso nos sirvió para intuir cómo debía ser el periodismo en las redes. Creo que el periodismo siempre es el mismo, aquel que debe regirse por la verificación, lo único que cambia es el soporte. Así que decidimos hacer la revista de forma digital”, contó sobre la renovación del medio la periodista, quien fue diputada y senadora por su Córdoba natal.
Además de publicaciones periódicas, cuentan con un newsletter con contenido exclusivo para suscriptores. La renovación también trajo nuevas caras a Mujeres&Compañía. Si bien Norma continúa como directora ejecutiva y María Eugenia como directora editorial, se sumaron al medio Alejandra Conti, politóloga y periodista especializada en política internacional, y Lisette Kugler, licenciada en Relaciones Internacionales y periodista especializada en comunicación digital. El objetivo que las guía es hacer un periodismo transparente, que abra diálogos, despierte reflexión y empodere voces.
– ¿Hay una decisión política y editorial en ser un medio formado solo por mujeres?
– Somos todas mujeres, pero no en el sentido del activismo feminista. Siempre insisto en decir que somos mujeres periodistas mirando la vida y la realidad. Antes teníamos una columna en la que le preguntábamos a los hombres cómo nos veían, ahora creo que lo importante es cómo nos vemos a nosotras mismas.
– ¿Qué implica hacer periodismo desde un punto de vista femenino?
– Cuando arrancamos nuestras lectoras decían “no soy feminista” y hoy, que tenemos lectoras de todas las edades, nos dicen “soy feminista, pero no radical”. Entonces nuestros temas son los mismos, con una mirada femenina, comprensiva y compasiva.
– Señalas que, más allá del interés, hay que hablar de lo que importa. ¿Qué temas son hoy importantes?
– A mí me importa hablar de la democracia, de las mujeres y de lo que nos ha pasado. Lo que sí tengo es una mirada diferente sobre estos temas: trabajo a favor de las cosas que veo y no en contra de nada. Como sociedad tenemos que tener más diálogo a pesar de las diferencias y hay que ser más compasivos y comprensivos.
Una mirada sobre el rol de las mujeres
Pensar y reflexionar sobre el rol de las mujeres en la sociedad ha sido la ocupación principal del medio desde sus inicios. Haciendo un paralelismo entre los años 90 y la actualidad, Morandini encuentra una paradoja entre la libertad y las presiones impuestas: “ha habido grandes cambios y avances, las mujeres son más libres que en aquellos años. Sin embargo, en el fondo permanecen presiones estéticas -que hoy se está viendo en niñas- y una tendencia a la vuelta de lo tradicional en el matrimonio que hoy se denominan tradwives. Hoy lo que veo es pluralidad”.
La periodista y escritora cordobesa pertenece a la generación de mujeres que decidió romper con el “molde” impuesto. Aquella “revolución silenciosa”, que implicó la emancipación femenina y la búsqueda de la igualdad de derechos, también llegó al ámbito de la política, un terreno en el que Morandini incursionó a inicios del año 2000.
“Siempre había renegado de postularme, cuando me proponían por mi trayectoria yo decía que no”, confiesa la cofundadora de Mujeres&Compañía que, en los años de exilio en Portugal, fue corresponsal de la Agencia Pyresa, el Correo Catalán y de la reconocida revista española Cambio 16.
– ¿Qué fue lo que la hizo cambiar de opinión respecto a participar en la política?
– Después de la crisis del 2001 me dije a mi misma ‘¿por qué no? Si mi familia padeció la carencia de política’. A mí me obsesiona que vivamos en democracia. Y la política es parte de la construcción democrática, es lo que hacemos con los otros en el diálogo y en la paridad. Y si se trata de vivir en democracia las mujeres tenemos mucho para aportar.
– ¿Sigue siendo necesaria la Ley de cupo femenino en la política o está naturalizado que la mujer ocupe ese espacio?
– Hay una gran participación de las mujeres en la política. Hoy a una niña no le parece extraño que una mujer sea presidenta, y eso es un avance. Fui de las que creía que no servía poner mujeres por cupo si se iban a colocar esposas o amigas, pero después pedí las disculpas correspondientes porque sin esas leyes yo no hubiera ido a la política. Sin el cupo nos costaría mucho más ingresar.
En su andar por la política fue elegida diputada nacional entre 2005 y 2008 y senadora nacional entre 2009 y 2015. Además, se hizo cargo del Observatorio de Derechos Humanos del Senado desde 2016 hasta 2019. “Siempre me dijeron que había que tener piel gruesa para estar en la política, por la exposición que conlleva, pero es al revés: hay que tener la piel fina para ser sensible a lo que le pasa al otro”, sostuvo la periodista.
Esa “piel fina” también le permite conmoverse con las pequeñas transformaciones, impensadas para su época, que se dieron en el ámbito del hogar. “Siempre me conmueve ver a los jóvenes llevando el cochecito con el bebé o que cargan con las bolsas de las compras. Y es algo pequeño que da cuenta de cómo se ha cambiado algo que en mi generación todavía era muy difícil”, contó Morandini.
Periodismo y democracia
Mientras que los likes, los comentarios y las métricas parecen haberse convertido en el oro para los periodistas, la escritora oriunda de Córdoba sostiene los valores que están en la base de la profesión. “Solo es periodista quien tiene la obligación de verificar, y el que media entre la información del Estado y el ciudadano. En ese marco, el insumo principal del periodista es la libertad”, aseguró.
Luego de los años de exilio, regresó a Argentina como corresponsal de la revista española Cambio 16, aquella que recuerda con gratitud por haberle dado la posibilidad de ejercer periodismo en libertad.
– ¿Cómo ves el periodismo en Argentina?
– Me impresiona cuando los periodistas argentinos dicen “mi fuente me dice” sin verificarlo. Hoy la herramienta que tenemos para acceder a la información es fascinante, pero necesitamos de periodistas que puedan discernir entre lo que es verdad y lo que no lo es. Por otro lado, el periodismo militante ha hecho mucho daño, uno nunca puede ser empleado del poder político o empresarial. Antes que nada, y siempre, el periodista es empleado de la ciudadanía.
– ¿En el paíse se ejerce el periodismo en libertad?
– Cuando escucho lo que cuenta Diego Cabot que llevó la investigación periodística que hizo primero a la justicia, sin buscar la primicia, y el juez le dice ‘usted sabe que por esto matan’ a mi me corre un frío en el cuerpo. La democracia debe garantizar la libertad, el saber que no se corren riesgos. Por eso con el periodismo de investigación nos tenemos que sacar el sombrero. Lo que significó Jorge Lanata y lo que hacen Cabot, (Hugo) Alconada Mon y otros periodistas que en un país como el nuestro, donde hay tanto oculto y la verdad no es un valor compartido, es un gran trabajo.
– Cuando enciende la radio o la televisión en España, ¿encuentra diferencias en el modo de ejercer el periodismo?
– Sí, es diferente. Yo aquí pongo la radio nacional y siempre hay alguien que lee. Hay programas culturales que en Argentina no tenemos y se hablan de temas que allá no. Después la política acá está muy polarizada, en eso se parece bastante a lo nuestro hace unos años.
Desde Madrid, donde disfruta de pasar tiempo junto a su familia para luego regresar a Buenos Aires, Morandini mira la política argentina. Aseguró que entiende el voto de la gente, que “no es de ultraderecha por votar a (Javier) Milei”, sino que no quiere “volver a lo anterior”. “Me da tristeza la degradación del país. Todos hablan de la pobreza y señalan culpables cuando lo cierto es que todos tenemos algún tipo de responsabilidad”, señaló.
Su estancia en España le permite observar otra realidad: la de los jóvenes que eligen salir del país. “Es un tiempo en el que me da tristeza ver a los jóvenes salir de Argentina. De los años que yo vengo, es la primera vez que en Madrid encuentro tantos argentinos en servicios, de mozos o chofer en aplicaciones”, observó la escritora.
Además de pensar el presente, la autora de Catamarca, El harén, De la culpa al perdón y Decir adiós, también piensa en el futuro. Actualmente se encuentra trabajando en un nuevo libro que será sobre las mujeres en la política. “Hace mucho me pregunto ¿qué somos las mujeres en la política?, si somos sombra o metáfora de los hombres, entonces quiero escribir sobre eso”, adelantó Norma sobre su próximo trabajo.
Norma Morandini sigue escribiendo. Mujeres&Compañía le permite “volver a hacer el periodismo de cuando tenía 20 años y recién empezaba”. Escribe y trabaja con convicción. “Tengo vida -dice- y quiero que me encuentre viviendo”.







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