Cultura

Roque Di Pietro: «El escenario, en Charly, es una prolongación de lo que es su vida misma» 

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Probablemente el universo que gira alrededor de la vida y la obra de Charly García sea uno de los más atractivos en lo que concierne a la música popular de nuestro país. Su música a cruzado transversalmente a más de tres generaciones de argentinos, sus canciones sirven como instantáneas de la realidad argentina de los últimos cincuenta años y en su vida confluyen el oro y el barro de los ídolos populares. Sobre la última parte del año pasado el cordobés Roque Di Pietro editó un libro que recorre la vida de García tomando como base sus presentaciones en vivo. La historia del Charly de escenario que se complementa con un valiosísimo material de archivo periodístico, medio centenar de entrevistas y una serie de documentos nunca antes rescatados en las anteriores biografías del mítico cantante con el bigote bicolor. A finales del año pasado hable con Roque para el programa de radio Rock & Roll Yo. Aquí, un fragmento de esa entrevista con los pormenores de uno de los libros periodísticos más celebrados del año que pasó.

-Contame cómo fue el laburo que derivó en el libro.
-El origen del libro ocurre con la realización de unas notas que yo hice para una revista que se referían a recitales históricos, de Charly y de otros artistas. Pero especialmente de Charly. Cuando a esas notas las lee el editor de la Editorial Gourmet Musical me propone hace un libro sobre toda la carrera de Charly. Ese fue el germen, la idea de madre de la persecución de Charly García como artista de escenario que es el concepto que subyace a lo largo de todo el libro.

-Pero el libro va más allá de eso, del Charly de escenario.
-Claro, el libro no se acaba cuando Charly se baja del escenario. También están referenciados todos sus movimientos como artista discográfico, sus procesos creativos y todo lo que tiene que ver con su constitución como artista. Es muy importante tener en cuenta la producción discográfica de cada uno de los músicos, sobre todo aquellos que se desarrollaron en el siglo pasado donde era tan importante registrar una obra grabada porque la dinámica del negocio era así. Cada uno o (como mucho) dos años los músicos debían grabar un disco. En la mayor parte de la carrera de Charly eso es así.

-¿Te acordas por dónde empezaste?
-Yo creo que empecé por el debut de Serú Girán. El mítico recital de noviembre de 1978 en el Estadio de Obras. Fue un concierto polémico porque las críticas fueron muy malas y hubo una especie de ensañamiento violento con Serú Girán. Hubo frases famosas en aquellas crónicas que quedaron para la historia. Se habló de “voces hermafroditas”, se dijo “vimos a los dobles de Serú Girán”, se dijo que los músicos habían “tocado para su ego y no para el público”, y cosas por el estilo. Las de esa noche son las críticas más famosas de la historia del Rock Argentino, sobre todo a partir del momento en el que Charly decide usar eso para la tapa de “La grasa de las capitales” que fue el segundo disco de Serú Girán de 1979.

Una de las críticas de aquel concierto de Obras de 1978 salió publicada en la Revista Expreso Imaginario de Diciembre de ese año.

 

-Una de las cosas que llama la atención desde el título del libro es el lapso de tiempo elegido para retratar. En realidad, llama la atención el lugar en el que ubicas el comienzo de todo: 1956.
-Fue muy importante conseguir la información del conservatorio y de toda la formación académica de Charly. También fue importante encontrar cosas que no estaban del todo claras en torno a a historia de Sui Generis y La máquina de hacer pájaros, fundamentalmente. Y por otro lado pienso que fue un gran acierto la decisión del corte, terminar esta historia en 1993. Creí necesario preservar toda la historia del derrotero “Say no more” para un próximo volumen que se dedique exclusivamente a esos años. El libro se había hecho muy voluminoso y si la investigación seguía iba a terminar con un libraco de más de mil páginas que anda a saber cuándo lo terminábamos.

-Otro de los puntos para destacar es la gran cantidad de material de archivo que hacen a la materia prima del libro. ¿Cómo fue la recolección y la sistematización de todo eso?
-No es para exagerar, pero yo te podría decir que ese es el trabajo de toda una vida. La necesidad de tener cosas, de conocer, escuchar y leer cualquier cosa relacionada a Charly García es algo que nació en mí desde muy temprano. Supongo que a mucha gente le pasa lo mismo. Podemos parecer bichos raros, pero no lo somos tanto. Hay mucha gente en este país y en todo el continente cuyas vidas fueron impactadas por la obra de artista genial y por eso no concebimos la vida y el mundo sin esas canciones. Más allá de eso, debo confesar que ocurrieron un par de milagros durante la realización de este libro. Te cuento uno. Un día, un amigo me dice que trabajaba con una persona que decía ser el hijo de un tipo que decía que había sido bajista de Sui Generis. A mí me llamó mucho la atención porque era un apellido que no figura en la biografía oficial del grupo y porque además decía tener el acetato de un tema inédito de Sui, así que accedí a verlo. Pero para chequear, antes, le mandé a preguntar cómo se llamaba esa canción inédita. “Marina”, me contestó. ¡Eureka! Para quién no lo sabe, “Marina” es algo así como el santo grial del repertorio de García, que él mismo menciona como el germen de “Seminare”. Es una canción hecha en la época previa al primer disco de Sui Generis donde está la melodía que después derivó en el tema de Serú. Dar con eso fue algo impresionante. Y así me pasó con un montón de cosas. En el libro, por ejemplo, hay una entrevista de Peperina (Patricia Perea) que nunca se publicó en ningún lado y que a la que accedí gracias a mi amigo Diego Quiroga que me facilitó muchísimo material de archivo desde Córdoba.

-También hay mucho de diarios, revistas, libros, programas de radio, de televisión…
-Pero claro, a mi me gusta señalar que muchas de las cosas que hay en el libro fueron producto de urgar en materiales que estaban ahí al alcance de la mano: las revistas y los diarios. Yo consulté una cantidad de material impresionante, vos imagínate que Charly está en los medios masivos de comunicación casi desde su aparición con Sui Generis. Yo creo que la mayoría de los libros sobre García no fueron a indagar profundamente ese archivo que está lleno de datos impresionantes para conocer la vida de Charly y que, incluso, ayudan a derribar algunos mitos que se presentan como verdades indiscutibles.

-Durante todos esos años se ha hablado muchísimo de Charly. ¿Se puede trazar una línea en torno a su figura como artista de conciertos? ¿Es el artista genial, es el hombre explosivo?
-Charly está en el inconsciente colectivo de múltiples maneras, está en la mente de toda la población del país. Sucede que en mi cabeza está de una manera, en la tuya está de otra y en la de mi papá seguramente está de otra muy diferente. Ni hablar de las diferentes imágenes construidas entre las diferentes generaciones con la que Charly ha convivido. Yo no creo que esté de una manera uniforme. No me parece que exista el riesgo a que su figura quede inmortalizada como la de ese músico caótico y sin filtro que él tuvo en la época “Say no more”, quizás es el último recuerdo pero hay gente que lo tiene presente como el prodigio, como el músico ejemplar de Serú Girán o como el súper prolijo y pulcro de “Parte de la Religión”. Yo creo que cada uno tiene un imaginario diferente con respecto a lo que es el Charly de escenario. Y eso es muy importante porque si los discos de García tienen una importancia meridional para la música argentina, su producción en vivo es algo increíble para analizar. Es una cosa distinta, es el momento en el que los conceptos que están esbozados en los discos se radicalizan. Escuchando las miles de grabaciones que hay dando vueltas uno se puede dar cuenta de eso. No es un tipo que se sube al escenario, hace su trabajo y sigue con su vida. Es una algo conceptual porque el escenario es su vida. No hay un concierto que sea igual al otro, cada concierto está plagado de un sentido distinto que es fruto de un aire particular que se respira en ese momento determinado. El escenario, en Charly, es una prolongación de lo que es su vida misma.

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