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Betty Argañaraz: «Debemos poner en valor el concepto de justicia»

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El martes 17 de abril el Tribunal Oral Federal en lo Criminal número 1 de Córdoba (TOF1) dictó sentencia en nuevo juicio por delitos de lesa humanidad cometidos en la provincia durante la última dictadura militar.  Integrado por los jueces Julián Falcucci, Jaime Díaz Gavier, Juan Carlos Reynaga y José Quiroga Uriburu el tribunal decidió condenar a prisión perpetua al ex jefe de la División de Asuntos Civiles (G5) e integrante de la IV Brigada de Infantería Aerotransportada Jorge González Navarro a la que se sumaron 17 años de prisión para Héctor Chilo; 12 para Ernesto Barreiro y Héctor Vergez; 11 para Alberto Choux, 10 para Mirta Antón, Calixto Luis Flores y Enrique Alfredo Maffei; 9 para Carlos Alberto Díaz; 8 para Luis Diedrichs, Rubén Brocos; 6 años para José Luis Yañez y 3 años para Jorge Exequiel Acosta. Con el fallo fueron absueltos José Tófalo, Oreste Padován, Ricardo Lardone, Yamil Yabur y Eduardo Grandi, todos ellos condenados en procesos previos por crímenes contra la humanidad cometidos durante la última dictadura. En Mano a Mano hablamos con Betty Argañaraz, integrante de la Asociación de Familiares de Desaparecidos y Detenidos por Razones Políticas de Córdoba, sobre la imoprtancia de la culminación de un nuevo proceso, el rol de la justicia en los procesos de Memoria, Verdad y Justicia y los riesgos que se abren en el marco de la instalación de un conjunto de discursos y prácticas sociales que ponen una señal de alerta sobre el futuro de los derechos humanos en nuestro país.

-Es el décimo juicio por delitos de lesa humanidad que culmina en Córdoba. ¿Qué importancia particular le encuentras a este proceso? 
-Este día de justicia coincide con un momento complicado que vive la Justicia en nuestro país. Para nosotros es muy importante poner en valor el concepto de justicia más allá del Poder Judicial. Que se cierre cada uno de los juicios con la instancia de sentencia es algo para celebrar porque pasaron muchas cosas desde que se reanudaron los juicios. En este caso particular, tenemos que destacar que se reconoce un pedido que los organismos de derechos humanos llevamos adelante hace más de 40 años y que es reconocer los delitos cometidos con anterioridad al 24 de marzo de 1976.  Hasta ahora nosotros no habíamos logrado que esos atroces actos sean considerados delitos de lesa humanidad, como en este caso. Por eso es histórico, porque se reconoce que hubo desapariciones, torturas y muertes antes del 76. Este tipo de procesos nos fortalece como organización en nuestra lucha por la memoria y sobre todo por la verdad, porque nosotros denunciamos esto hace muchos años y ahora queda demostrado.

-¿Cómo fue el proceso para que se reconozcan estos delitos previos?
-Ha habido otros casos que se han reconocido, por eso se ha desglosado esta causa (“González Navarro y otros” y “Vergez y otros”) de la causa “Menéndez IV”. Costó mucho hacerlo y es un camino que no ha sido fácil y que, principalmente los abogados, han tenido que recorrer. Se ha incorporado el delito de violación que no estaba como delito de lesa humanidad en las causas anteriores y que por la fuerza con la que aparecieron en estos últimos tiempos, hemos logrado que sean reconocido.

-Hablaste de “la justicia más allá del Poder Judicial”. ¿A qué te referís con eso?
-Me refiero a que nosotros tenemos que poner en valor qué representa, en sí, el concepto de justicia. El avance de la derecha, de los grandes grupos económicos, de los medios de comunicación, de las fuerzas armadas y la militarización del poder político en América latina nos demuestra que este conjunto de variables puede ser la puerta de entrada para cualquier proceso golpista como, por ejemplo, sucede en Brasil. Si nosotros empezamos a cuestionar a la justicia como institución con frases del tipo “son todos iguales”, “la justicia no sirve para nada”, estamos desestimando la única posibilidad o medio para llegar a la verdad. Hasta ahora tenemos tribunales que han desarrollado juicios hasta llegar a una sentencia pero ahora estamos bastante preocupados con cosas como la doctrina Chocobar y las políticas en seguridad de la ministra Bullrich. Nos parece grave que se habilite el accionar policial y de gendarmería disparando contra los sectores más vulnerables. Entonces, es necesario reivindicar a la justicia que es la que nos devuelve la palabra de verdad a los que venimos trabajando por ella desde hace tantos años. Esto le hace bien a la sociedad porque le pone nombre y apellido a todas esas víctimas que en los tribunales son tan sólo números en expedientes.

-Cuando desde los sectores oficiales se habla de la continuidad de los juicios se pone el énfasis en que se garantizó el compromiso asumido de continuar con los procesos. Pero por otro lado yo advierto que existe una contradicción entre las prácticas del pasado que se juzgan y las que se habilitan en el presente.
-Nosotros vemos eso y tenemos que estar más firme que nunca. Cuando vemos el manejo político de muchos jueces tenemos que pensar en obviar esos factores de politización del sistema sin perder de vista que todo esto es muy político. Por un lado el discurso dice que es necesario seguir apostando a los juicios pero, por el otro, nos sacan los recursos de los sitios de memoria o de los tribunales y achican el presupuesto destinado para las investigaciones. Por eso decimos que los juicios se siguen realizando a pesar de todo eso. Y yo creo que ese continuar a pesar de todo es un buen mensaje para la sociedad.

-Me gustaría preguntarte, por último, por los sentimientos que se cruzan cuando la sentencia de este juicio se conoció horas después del fallecimiento de una referente como es Nelly Llorens.
-La Nelly es un faro, un pilar. Nosotros siempre nos referimos así a “las viejas”. Pero creo que lo más duro de todo esto es que se nos están yendo aquellas que han luchado desde siempre, todos los días con el mismo empuje y con la misma sonrisa, y que han tenido siempre un recurso vital para entregarles a los presos que salían y a los hijos que volvían. Esos son faros sin lugar a dudas. Que se vayan apagando todos los faros es triste pero a la vez nos obliga a tomar un legado tan pesado como importante. Por suerte, Nelly vivió muchos años y pudo disfrutar hasta sus últimos días con un montón de nietos. Hace poco se nos fue la Emi (D’ Ambra), entonces creo que estos faros que se apagan nos obliga a ir poniendo luces en los más jóvenes y en los movimientos sociales para que fortalezcamos y mantengamos viva la memoria y la lucha de nuestras viejas.

Nelly Llorens murió el sábado 14 de abril a los 97 años. Era madre de 12 hijos, dos de ellos desaparecidos durante la última dictadura. Foto: @hijos_ capital.

 

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