Cultura
Franco Moran: «El carnaval recupera los espacios públicos desde el arte»
Más allá de la actividad que se concentró durante el último fin de semana en todo el país los carnavales tendrán su continuidad en Córdoba hasta mediados del mes de Marzo. Una de las murgas que estará participando en los carnavales barriales de la capital provincial es La Tunga Tunga, la propuesta que busca reivindicar las tradicionales expresiones murgueras mixturándolas con un componente identitario cordobés fundamental: el cuarteto. Sobre el carnaval, las expresiones cordobesas, los desafíos y la importancia de mantener en alto la celebración hablamos con Franco Morán, uno de los integrantes de La Tunga Tunga y uno de los tantos hacedores culturales de nuestra ciudad y nuestra provincia.
-Franco, hablame del carnaval. ¿Qué significa para la cultura popular esta fiesta?
-Hay que remitirse a la colonización europea para entender dónde nace todo. Fue como una especie de permiso que la Iglesia Católica daba a sus fieles en un momento que anticipaba los cuarenta días de ayuno previos la celebración de pascuas. Hay algunos historiadores que advierten también que estas fiestas tienen que ver con otras celebraciones paganas relacionadas con la cosecha por ejemplo. Pero fundamentalmente es una celebración que se fue instaurando y propagandizando a partir de la colonización, la llegada de los inmigrantes y la instauración de la cultura europea. Con el paso del tiempo, esa celebración fue apropiada por parte de los sectores populares de nuestro continente. Entre mediados del siglo XVIII y el XIX ya se podía observar la forma en que los afrodescendientes y algunos pueblos originarios empezaron a encontrar en los carnavales un espacio de celebración, de reunión, de participación y sobre todo de expresión. Entonces el carnaval se vuelve un espacio en el que conviven diferentes cosmovisiones, algo que es muy característico de nuestras formas de celebrar el carnaval. Hay que advertir también que las celebraciones existieron durante muchísimos años y fue recién en la segunda parte del siglo XIX cuando empezaron a aparecer los espacios propios como los corsos, los bailes y se delimitaron los espacios. Pero más allá de esto, yo creo que lo más importante para destacar en toda esta historia es la forma en la que el carnaval se convirtió en un espacio para la expresión, la creación y la comunicación de los sectores populares que durante los otros momentos del año sufrían la opresión por parte de los sectores más poderosos.
-¿Cómo es el carnaval en Córdoba?
-Como artista y como parte de la organización que desde hace tiempo vienen llevando adelante este tipo de actividades en Córdoba, yo te podría decir que tenemos un carnaval muy diverso en nuestra ciudad. Existe una heterogeneidad de propuestas muy significativa y cada una de ellas tiene una historia particular muy rica. Para mí hay tres grandes carnavales en Córdoba. Uno es el carnaval sanvicentino que tiene ya más de cien años. Nació allá por el 1890 y tiene una cantidad de expresiones muy particulares como la comparsa de indios y las murgas cordobesas que dan cuenta de formas muy propias y representativas de nuestra cultura, no vas a encontrar cosas similares por fuera de esos espacios. El otro carnaval es el que tiene origen en las manifestaciones autogestivas, en donde uno se encuentra con expresiones mayoritariamente protagonizadas por jóvenes de extracción universitaria que tuvieron una actividad muy fuerte en la segunda parte de los noventa y principios del nuevo siglo. Son los jóvenes que encabezaron la lucha por la recuperación de los espacios públicos y del carnaval como fiesta popular. Esos grupos gestionas espacios y llevan adelante corsos en puntos específicos de la ciudad. Y por último me parece que en Córdoba es muy fuerte el carnaval andino. Por ahí no está tan difundido mediáticamente pero son festejos que expresan culturalmente la migración interna latinoamericana. Y no son sólo protagonizados por familias bolivianas o peruanas sino que también hay una gran cantidad de jóvenes cordobeses que se han sentido atraídos por esas expresiones, principalmente por la danza.
-¿En el interior cómo es?
-En el interior de la provincia hay un montón de lugares que han tenido procesos muy particulares. El ejemplo que se me viene a la cabeza es el de los carnavales de Arias. Allí se da una mixtura entre los procesos históricos de esos festejos que se fueron recuperados durante el siglo XX con la promoción que ya tiene Córdoba de esos espacios vinculados más a la industria cultural.
-¿Cómo es durante el año la actividad de todos los actores que participan activamente del carnaval en cada febrero?
-En estos tres grupos que antes te mencionaba la actividad va variando. El carnaval más tradicional en Córdoba se concentra en la temporada estival, pero la magnitud que ha adquirido el festejo y la cantidad de gente que está involucrada obliga que los trabajos comiencen a mediados de año. En el caso del carnaval andino, hay una celebración muy importante en agosto que es la de la Virgen de Urkupiña y eso adelanta los preparativos un par de meses, lo que hace que la actividad esté presente durante casi todo el año porque hay un gran trabajo de preparación de propuestas y creación de vestuarios que lleva mucho tiempo y dedicación. Por último, las experiencias autogestivas tienen una actividad más sostenida durante el año porque suelen organizar instancias de formación y discusión como encuentros de murgas, por ejemplo, o actividades de apoyo a ciertas reivindicaciones y demandas sociales.
-¿Qué importancia tiene haber recuperado los feriados para estas fechas? ¿Por qué se la negaba en el pasado?
-Para mí y para muchos murgueros que venimos trabajando por la recuperación del carnaval desde hace muchos años, que se hayan retomados esos feriados fue algo fundamental. Por un lado porque legitima las expresiones carnavaleras con un espacio calendario que le da una visibilidad pública muy importante. Y también tiene una importancia política porque es un feriado en el que no se recuerda ninguna muerte ni ningún nacimiento, no hubo una guerra ni una batalla. Es un momento de reunión, de celebración y de recuperación de los espacios públicos desde el arte. El feriado había sido abolido durante la última dictadura, ahí había una decisión de avanzar sobre un espacio que servía a la construcción colectiva de un tejido social fuerte. El prohibir los lugares de reunión y los espacios celebrativos que tienen una gran potencialidad crítica fue una clara manifestación de censura que se mantuvo durante muchísimo tiempo y que, gracias a la lucha de un montón de carnavaleros que mantuvieron ese reclamo durante años, se pudo revertir.
-Teniendo en cuenta lo de la negación histórica de la fecha de la que hablábamos recién ¿Cómo ves que se vive el carnaval hoy? ¿Hay una apropiación de las nuevas generaciones o es algo que debería trabajarse más fuerte para reinstalarla?
-Yo veo un proceso positivo en cuanto a la participación y la apropiación por parte de la ciudadanía. Obviamente que quedan muchísimas cosas pendientes. Hay un montón de casos en donde hay instancias de promoción por parte del Estado y otros en los que no, eso es algo que debe revisarse porque estamos hablando de un actor fundamental. Yo creo que por el momento histórico que vivimos hay una especie de temor, o al menos yo lo tengo, de que el carnaval se convierta en un simple producto de consumo cultural como tantos otros y que se pierda su aprovechamiento como patrimonio cultural tangible e intangible. Es una celebración que nació allá por el 1800 y hay una obligación histórica de la cual las instituciones, las organizaciones y los organismos públicos deben hacerse cargo. Hay muchas cosas para tener en cuenta y que siempre quedan pendientes, hay una gran deuda en los programas educativos porque no desarrollan una formación que contemple al carnaval como la expresión popular profunda que es y me parece que en el mismo plano estaría bueno que los medios de comunicación puedan dar cuenta de lo que significan estas expresiones que sucedes en sus ciudades y en sus provincias. En síntesis, yo creo que hay que trabajar para que estos carnavales que tenemos y que son tan diversos tengan una articulación más clara desde el Estado.
-¿No hay una participación del Estado hoy?
-Sí, la hay y creo que hay que fortalecer esas instancias. La experiencia como el programa de carnavales barriales gratuitos de la Municipalidad de Córdoba es muy positiva. La Municipalidad colabora con aquellas experiencias que quieran llevar adelante un carnaval gratuito facilitando los servicios públicos y algunos recursos básicos para el desarrollo de la fiesta.
-¿Cómo sigue la actividad con La Tunga Tunga?
-Nosotros con la Tunga Tunga somos una expresión carnavalera particular porque somos una murga cantada que recupera la identidad cordobesa muy arraigada al cuarteto. Para nosotros vienen siendo años muy importantes porque este es nuestro sexto año consecutivo en carnaval donde hemos logrado articular entre quince y veinte actuaciones todos los años. Venimos con una gran apuesta a tener una propuesta sólida y activa que apueste a nuevas expresiones pero recuperando los elementos propios de nuestro carnaval cordobés.
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