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Cristian Pastore: «Es un gran negocio vivir en la informalidad»
La situación económica de los últimos meses en nuestro país ha experimentado una serie de cambios que preocupan a la mayor parte de los sectores de la vida nacional. A diario, los comerciantes cordobeses se enfrentan a la difícil disyuntiva en la que deben decidir si cierran los locales que han sabido construir o seguir intentándolo. Hablamos con el Director General de Cámara de Comercio de Córdoba, Cristian Pastore, que nos brinda un pantallazo de un presente complejo para el comercio cordobés y plantea una serie de desafíos futuros para intentar torcer el rumbo.
-¿Cómo es el presente de la actividad comercial en Córdoba?
-La verdad es que está muy complicado a nivel país y Córdoba no es la excepción. Se hace muy difícil levantar la persiana todos los días e, incluso, muchos hasta la están bajando. Hemos terminado el primer semestre con una baja interanual del 3% en la suma de unidades vendidas y la verdad es que eso preocupa bastante. Además, cerramos un junio que ha caído un 5,5% en ese rubro y si bien hay una pequeña suba en la facturación con relación a mayo, apenas llegamos a los diez puntos cuando la inflación es claramente mayor a ese valor. Se está tratando de sostener todo lo que representa fuentes de trabajo pero hay negocios que por falta de organización o por los movimientos de los últimos meses terminaron por cerrar.
-Estamos viviendo meses con realidades que atacan al grueso de los sectores de la economía como por ejemplo la suba tarifaria y la discusión en torno a los costos laborales a la que se suma el desfasaje entre costos y ventas. ¿Cuáles son las problemáticas que puntualmente afectan al sector?
-Esos tres están en el top cinco, sin duda. El costo laboral, no el salarial, representa un problema que debemos analizar…
-¿Qué diferencia hay entre el costo laboral y el costo comercial?
-El costo salarial es el sueldo que percibe cada uno de los trabajadores a los que tiene que hacer frente el comerciante. El costo laboral es el costo impositivo que se paga y que representa muchísimo dinero que ingresa directamente a las arcas del Estado. Tenemos un Estado demasiado grande que nunca se achica y que se sostiene por los aportes de nosotros hacemos para sostener todo eso. Muchas veces tenemos cerca de un 45% del salario aportado al Estado y nunca ese dinero vuelve en formas de beneficios para los trabajadores. Nosotros tenemos en claro que si parte de ese dinero se volcara directamente al trabajador eso tendría una repercusión positiva en materia de consumo pero con estos costos laborales es muy difícil. No hay condiciones de seguridad jurídica para la Argentina, hoy te proponen proyectos que cambian a los dos o tres meses, ni hablar cuando hay cambios de gobierno. En estas condiciones es muy difícil pensar que una empresa va a venir a poner dinero porque ya nadie confía en la Argentina. Nosotros también creemos que el Estado argentino es muy caro en todas sus dimensiones. Hay una gran cantidad de empleados a sostener y tenemos 1,4 de trabajadores activos por cada jubilado cuando la lógica indica que deberían ser 3 activos por cada jubilado y por eso nunca llegamos a cubrir las necesidades básicas de la gente que hoy está pasiva. Son un montón de cosas sobre las que hay que trabajar.
-¿Cómo ven la situación en materia de política tributaria?
-El Estado debería haber hecho una reforma tributaria ni bien asumió esta gobierno para que tengamos el tiempo de trabajarlo en cada provincia y profundizar sobre los aspectos que fuesen necesarios. Eso no pasó y se terminó eligiendo una forma gradual que no termina siendo ni una cosa ni la otra que hace que todo el mundo esté enojado con el gobierno nacional.
-¿Qué hay que cambiar para que la situación mejore?
-Acá viene pasando algo que sucede en la Argentina hace muchísimos años y es que pagan unos pocos y los pocos que pagan, pagan mucho. Están faltando los controles para poder bajar los aranceles que muchos tributamos. Creo que lo más importante es hacer que todos migren a la legalidad porque hoy es un gran negocio vivir en la informalidad. El Estado es un socio mayoritario en las ganancias de quienes cumplimos las normas porque se lleva entre 45% y el 50% de lo que uno puede facturar y quienes viven en la informalidad no lo tienen. Creo que avanzar en eso para que todos paguen y de esa manera se pueda dar los pasos necesarios hacia una reducción de los tributos generales garantizando la recaudación. Eso lograría que la gente tenga más plata en los bolsillos y que, de esa manera, pueda disponer de mayores posibilidades de consumir. Mejoraríamos los costos laborales y eso podría reactivar al sector y hacerlo más competitivo.
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