Cultura

Fer Romero, el cantor desnudo

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Fer Romero es un hacedor cultural. Pese a que creo que jamas le pregunté cómo le gustaría ser definido, basta seguir sus pasos para notar lo que efectivamente brota de sus poros: la vocación de laburo con la que encara cada uno de los proyectos que le toca protagonizar. Ya sea desde arriba de un escenario o desde barro mismo de nuestra historia cotidiana. Desde hace unos años, su nombre merece un lugar de atención para aquellos que suelen hacer la vista gorda a los fenómenos emergentes. Cuando su proyecto “10 caprichos de Carnota” fue nominado a los Premios Gardel todos empezaron a mirarlo con un poco más de respeto. Bueno, a veces pasa. No te descubren hasta que te descubren y ahí estás vos, parado en medio de la vida con un puñado de canciones y cosas para decir que se te acumulan en el nudo del garguero. Nunca le pregunté tampoco si esa situación le jodía o la entendía como parte del juego, capaz que las dos cosas, pero no lo podemos saber. Lo que sí está claro es que la quietud no es una opción para este cordobés de 36 años que ya cosechó grandes aplausos con su disco debut “Color Canción” del año 2014 y que hace un par de meses lanzó “Parte de la nada” un disco que no sólo sirve para reafirmar principios artísticos y estéticos sino para plantar bandera y convertirlo en una de las voces más importantes de una generación de artistas que la pelea desde abajo e impone sus canciones a fuerza de empezar a gritar verdades al viento para que las escuchen quienes deban escucharlas.

-Contame cómo te sentís con este “Parte de la nada” que lleva girando un par de meses.
Cansado, felizmente cansado. Desde comienzos de mayo que venimos presentando este nuevo trabajo en una gira nacional, por suerte ya hemos recorrido bastantes ciudades y salas en formato cuarteto. Hoy por hoy la música independiente debe redoblar el esfuerzo para que la producción este a la altura, la vara esta alta y eso habla de la calidad de las propuestas musicales que genera Córdoba. Estoy muy feliz de tocar estas canciones, porque hablan un poco de mí, un poco de todxs, un poco de la nada, que todavía a pesar de todo, anda.

 -“Parte de la nada que anda”, qué frase, qué concepto. Es casi como un manifiesto de los tiempos que vivimos tan sobrecargados de todo y a la vez, tan vacíos de tantas cosas
Bueno, en tiempos de grieta, bien marcada, de este costado de la misma, la música nos da banderas, nos brinda desafíos, nos reparte en pedazos y ahí vamos juntándolos. Nos presenta lucha y también sabemos interpretar de que se trata. Empuñar la guitarra para parir una canción y no desmayarse con una factura de gas por ejemplo. Nos junta, nos estamos juntando. A pesar de todo el contexto social, político, económico y cultural que funciona para que la nada no ande, bueno, ahí vamos nosotrxs; la música por suerte nos lleva puestxs. El concepto y las canciones del disco hablan un poco de todo eso.

-¿Por qué elegiste versionar a Patricio Jiménez y Jorge Fandermole? ¿Qué representan esos autores para un tipo como vos que tiene un gran desarrollo como autor?
En realidad elegí las canciones, para mí son lo más importante. Claro que por estos compositores siento una profunda admiración y gran respeto, son personalidades musicales que también me han construido e influenciado. Elegí estas canciones porque intuí que podía mostrar humildemente otra ventana desde donde mirar la canción. Qué lindo seria para el ego tonto decir que estas composiciones son mías, pero no, son de estos «mostros» musicales que escuchado toda mi vida. Es un desafío grande, pero da mucha alegría poder versionar sus obras.

-Hay una canción a tu hijo, “Astor”, que tiene un fragmento que me parece hermoso desde el concepto libertario que pone sobre la mesa: “No seré yo, será tu tiza la que describa tu andar de vida/ una estrella con su propia luz, sueña y por sueños titila/ He vivido perdiéndome, pensándote/ soy solo un soñador que dibujo tu libertad/ Y has de saber que te amare con la quietud / que el universo tiene con las almas de luz/ que él les provee” ¿Cuánto te cambió la paternidad?
Esta es la primera composición del disco, es decir la más antigua. La compuse cuando “Astor” crecía en la panza de su mamá. No le conocía la cara, no nos habíamos mirado.  Desde mi punto de vista, la canción habla y rompe el sentido de “propiedad”, al día de hoy que ya pasaron unos tres años y sigo creyendo en lo mismo, no tengo ninguna expectativa con él, no quiero que sea nada, quiero acompañarlo en todo, verlo crecer todos los días es un regalo y soy un espectador de primera fila. Criar es acompañar. La libertad es una palabra que incomoda bastante, mucha gente le tiene miedo, yo reconozco que en algún punto también, pero espero tener la coherencia de que Astor no tengo esos miedos; seguramente va a tener que lidiar con problemas que la vida misma le ponga, pero van a ser sus problemas, no va a tener que luchar con ninguno de los míos por herencia.

-Hay una evidente apuesta sonora en tus dos trabajos solistas más que si bien podríamos inscribirlo en lo que se generaliza como “nuevo folclore”, abunda en elementos estéticos que ensanchan un poco más los horizontes. ¿Qué cosas te conmueven, musicalmente hablando?”
Claro, el tema es que yo no me considero un “folclorista” como fundamentalista; no vivo en el campo, soy de barrio, primero de Barrio Talleres y aquerenciado desde los 20 y pico de años a Barrio Güemes. Viví un tiempo en la montaña de Villa Allende, ahí nacieron un par de canciones; pero soy un bicho de ciudad, y las canciones hablan del contexto en el que vivo, eso hace que la influencia poética y musical sea un abanico más amplio a la hora de componer. También soy un poco reacio a las estructuras musicales, me aburren un poco las formas rígidas, en la canción me siento más suelto y más libre, desde ese lugar me siento cómodo para crear. Me conmueve mucha música, la que se interpreta recreando un poco el momento en el que fue concebida. Últimamente estoy escuchando música de Brasil, varios géneros, música nueva y de hace algunos años. Y obviamente música de Córdoba, la que se hace acá, a esa nunca le despego la oreja.

 -Es tremendo que el primer tema del disco termine diciendo “Porque cuando la cacerola no se llena, se golpea; pero más valiente es el corazón que la golpea, cuando no se llena la ajena.” ¿Se puede componer alejados de esas sensibilidades que nos rodean?
-Creo que se puede, a mí no me sale. Lo que leo, lo que veo, siempre lo llevo a terreno propio, lo asimilo a la vida personal, a mi familia. Venimos atravesando momentos difíciles, que también viví en mi adolescencia y como estudiante. Hoy puedo ver con un poco más de claridad algunas cosas y aprender en otras. Antes me toco la cacerola por otrx, hoy espero que muchxs la toquen por nosotrxs y vayan a Cocina de Culturas el 20 de Septiembre a celebrar la música que hacemos.

-En “La voz del viento” parece estar hecha canción una especie de radiografía tuya, artísticamente hablando. “Hacer música no es lo que parece” también decís, con la misma tónica, en “Del musiquero” ¿Qué cosas te trae el viento en momentos como los que vivimos y que a vos te paran delante de un auditorio que desde el vamos te va a escuchar reconociéndote dueño de un canto “testimonial y honesto”?
Amor, porque la música es honesta solamente por amor. El plástico se divisa rápidamente como decorativo.

-Viviste cosas muy importantes con el proyecto de los “10 caprichos de Carnota” ¿Cómo fue la decisión de decir “bueno, esto está bien pero yo tengo mis canciones y necesito salir a defenderlas”?
Tengo la energía repartida en varios proyectos, estoy produciendo discos para otrxs músicxs, compongo para otrxs colegas, soy profe particular también. Todo lo que hago lo trato de hacer con lo mejor de mí y en ese camino aprendo. El proyecto con el ensamble de los Caprichos de Carnota fue y es una celebración siempre, hacer música con mis amigos es abrazo; estamos tratando de editar el disco en vivo que grabamos junto con el Cuarteto Magnolia, estamos muy contentos con esta nueva placa que esperemos que salga a la luz pronto. En el proyecto de mis canciones, por ahí es el lugar donde me permito ser más yo, yo en el sentido de licencias y no de forma egoísta, sino que me pone en un rol más genuino y no en el de ensamblarme. Con mis canciones estoy desnudo, no es necesidad de defenderlas sino abrirles la puerta porque vienen madurando.

-Contame algo de lo que vienes pensando para el concierto del 20 de septiembre en Cocina de Culturas. Déjame decirte que si uno analiza en fino el arte del disco, presentarlo sobre el cierre del invierno no deja de ser una casualidad que parece esconder un acierto. Pero eso es una impresión personal, calculo
Juaa, es pura casualidad, igual es lindo lo que decís y una hermosa coincidencia. El jueves 20 tengo el gustazo de que estén todxs o casi todxs lxs actores que intervinieron en el disco en general. Le estoy eternamente agradecido por brindarse a lo que les pedía de cada unx. Para el concierto vamos a repasar todas las canciones del disco, vamos a sumar algunas del disco anterior “Color Canción” reversionadas en este formato. Juan Lapido realizo un poema para el arte gráfico y lo leerá en vivo; el Guille Mena estará a cargo de la puesta escénica interviniendo con imágenes y dibujos proyectados a las paredes de la sala digitalmente, una recreación en vivo de los bocetos que fue componiendo para el arte gráfico del disco. También tengo la alegría de compartir una canción con Clara Cantore como invitada extra a lxs que participaron en la placa. Vamos a celebrar todxs un disco más que se realizó en Córdoba, no es fácil editar un disco, cuesta mucho, lleva mucho trabajo y se lleva parte nuestra también. Es un acto de justicia y dignidad festejarlo, espero que mucha gente nos acompañe.

*La foto de portada es de Lucas Ortiz

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