Luego de 19 días en los que la violencia de los grupos opositores ocupó el clima social y político de Bolivia, y tras haber recibido la «sugerencia» de renunciar que habían pronunciado las Fuerzas Armadas de ese país, Evo Morales y Álvaro García Linera presentaron sus renuncias en la tarde del domingo 10 de noviembre.
«Renuncio a mi cargo de presidente para que Mesa y Camacho no sigan persiguiendo a dirigentes sociales. No quiero ver casas quemadas ni familias maltratadas”, dijo Morales al hacer pública su decisión.
«Con Álvaro hemos compartido 13 años y nueve meses en el Gobierno, un récord histórico. Nunca hemos estado aquí por ambiciones de carácter económico, ni por ambiciones personales (…) Que sepa el pueblo boliviano que nunca hemos robado nada, que no tengo por qué escapar. ¿Se piensan que no hemos trabajado? Miren las miles de obras gracias al crecimiento económica. Hemos llegado por la Patria y no por la plata. Acá ha habido un golpe cívico, político y policial«, aseguró el mandatario saliente.
«Mi pecado es ser dirigente sindical, ser indígena, ser cocalero. Estamos renunciando para que dejen de patear y agredir a nuestros hermanos. Camacho y Mesa han logrado su objetivo: no sigan quemando casas de nuestros hermanos«, afirmó Morales.
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