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Gustavo Tobi: “La nueva generación de periodistas son transcriptores de Google o Wikipedia”
Gustavo Tobi lleva más de 60 años en el periodismo. Comenzó sus primeros pasos como cadete de Radio Universidad en 1947, fue corresponsal de Canal 13 de Buenos Aires y se convirtió en la cara visible del noticiero del mediodía de El Doce.
En 2020 dejó la conducción del canal con su entrañable frase “ha sido un gusto informarlos”, pero a sus 80 años sigue vinculado al periodismo con el programa “Córdoba al Mundo”, que se transmite los lunes a las 22 por Canal C.
Reportero de coberturas históricas como el Cordobazo o desde Cabo Cañaveral con la llegada del hombre a la Luna, Gustavo Tobi reflexiona sobre la profesión en el marco de celebración por el Día del Periodista en Argentina.
Cuando parecía que estaba destinado a heredar la misma profesión de su padre, Tobi llega al periodismo por necesidad económica y se decide por abandonar el segundo año de Medicina.
¿En qué momento se decidió por abandonar medicina y continuar con el periodismo?
Fue una cuestión que se fue dando sola. Como consecuencia de que el periodismo te va atrapando poco a poco. Además vi algunos médicos, no todos, que no eran los sacerdotes que pensaba, sino que había, como en todos los ámbitos de la vida, algunos intereses económicos por encima de la medicina. Eso no me gustó y me llevó a dejar de estudiar.
No duda en responder que lo que más le gusta del periodismo “es incomodar a los poderosos y hacerlos titubear”. Asegura que se ha peleado con “todo el mundo”, desde políticos, empresarios y sindicalistas hasta artistas.
“Hice enojar a Julio Iglesias porque le dije que desafinaba. Estaba diciendo la verdad. ‘Yo sé que canto muy mal’, me confesó. De todas maneras, es el artista con mayor venta de discos latinos en toda la historia de la música”, reconoce.
También rememora discusiones con personalidades con las que tenía una larga amistad, como Ramón Bautista Mestre. “Cuando era gobernador le preguntaba las peores cosas que se le podían preguntar. Me pateaba por debajo de la mesa”, cuenta.
¿Cuál es su mayor virtud y cuál su mayor defecto en el periodismo?
La mayor virtud es haber estudiado todos los temas y cada uno de los personajes, jamás decir una noticia que no ha sido correctamente corroborada. Y el mayor defecto es, muchas veces por cuestiones que tienen que ver con la persistencia y sobre todo la conservación del trabajo, más que nada en época de militares, que decir exactamente lo que estaba sucediendo podía significar perder el trabajo. Lamentablemente el defecto es algo natural para muchos periodistas, que en muchas ocasiones deben resignar el punto de vista, vocación y opinión, porque, salvo que seas muy poderoso, que seas el dueño del medio de comunicación, raramente se puede decir absolutamente todo. Podés decir parte, pero no todo lo que pensas.
Sostiene que evolucionaron todos los aspectos del periodismo en estos más de 60 años que lleva de profesión, pero lo que más cuestiona y lamenta en la actualidad es la falta de corroboración de las noticias.
“Muchas veces, como ocurre con los músicos y poetas, se copian unos a otros, y por decir una noticia que surge, se desparrama como un reguero de pólvora, muchas veces ni siquiera se corrobora, y entonces se cometen terribles errores”, señala.
Ejemplifica con los casos de “Cacho” Fontana y Carlos Timoteo Griguol, quienes fueron dados por muertos por gran parte de los medios de comunicación en un mismo día. “Creo que la falta de certeza es lo peor en el periodismo. En cuanto al estudio, la nueva generación de periodistas son transcriptores de Google o Wikipedia. Son una herramienta más, que está plagada de errores. Es necesario tener conocimiento general”, remarca.
¿Cuál fue el cambio al que más le costó adaptarse?
Lo más significativo del caso de la televisión, es la forma de editar una nota. Porque en otras épocas, que se hacía mucho más sencilla, me gustaba hacerla yo mismo. Las filmaciones de ahora quedan guardadas en un disco duro, para eso hay que ser especialistas, y me superó. Me adapté en el sentido de darle al editor las instrucciones, y si no me gustaba se lo hacía hacer de nuevo, porque hay posibilidades. Antes no, porque era una película.
¿Cómo se lleva con las redes sociales?
Las redes sociales las uso con lo justo, porque son una especie de exacerbación del narcisismo. Todo el mundo tiene que saber dónde estás en Facebook, su opinión en Twitter, y eso no se corrobora de ninguna manera. Me resulta particularmente útil en temas de política y empresariales. Los políticos en general antes enviaban gacetillas, ahora se publica en Twitter y se difunde rápidamente. Pero ni siquiera el autor, es decir el dueño de la cuenta, es el que lo ha escrito, sino gente que trabaja para ellos. Las redes sociales hay que tomarlas muy con pinzas, porque pueden difundirse cosas que son absolutamente falsas. Pero sirven para un debate público.
Gustavo Tobi reflexiona que los medios de comunicación cayeron “en la maldita grieta política”, porque, por un lado, dependen de las millonarias pautas de los gobiernos de turno para subsistir; y, por otro, pertenecen a grupos económicos con una determinada posición política.
Apunta, además, que esto se profundiza en los medios denominados locales, que reciben pauta de gobiernos provinciales y municipales.
Lo echaron de Canal 10, luego de negarse a las órdenes del gobierno militar. ¿Cómo se sintió en ese momento?
Era algo que lo esperaba, que lo venía venir, no me tomó por sorpresa. Tampoco me preocupaba el tema económico porque ya era corresponsal de Canal 13 de Buenos Aires. Era muy joven en ese momento, y cuando uno es joven un poco le resbala. También eso sucede cuando estás seguro de lo que sos capaz. Después con el tiempo haces una reflexión y te das cuenta cómo son las cosas. A mí no me amilanó nada, si tenía que salir a vender ballenitas en la calle, lo hacía. No hubo de mi parte ninguna tensión ni estrés. Me sentí liberado, había una serie de tensiones en aquel entonces que eran insoportables.
¿Se ha enojado con otros colegas?
Generalmente me han respetado, y me siguen respetando muchísimo. Una sola vez me enojé con Daniel Díaz (periodista de los SRT). Era nuevo en Canal 10, hizo una pregunta que teníamos que analizar, pero se la hizo de entrada al entrevistado. Éste se enojó, se fue y no contestó en consecuencia de eso. Yo le dije a Daniel que las cosas son así y así, y él me lo reconoció. ‘Me diste una lección de periodismo en aquel entonces’, me confesó hace pocos días. Nadie nace sabiendo, y a mi también me pasó muchas veces.
¿Qué consejos les puede brindar a los periodistas jóvenes y/o en formación?
Que lean todo, desde un folleto hasta libros de historia universal, de política, a diferentes autores y pensadores. Esto es si tenés interés de hacer periodismo serio, que es lo más difícil: leer, leer y leer. No depender de las redes sociales y de internet.
*Fotos de El Doce y La Voz.
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