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Hernán Vaca Narvaja: «Todo el caso Dalmasso ha sido un verdadero zafarrancho»

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De repente, la muerte de Nora Dalmasso empezó a ocupar, nuevamente, todos los portales informativos del país. Se retomaron las discusiones en torno a las hipótesis, las causas y los hechos del femicidio que, desde la ciudad de Río Cuarto, conmovió al país a partir la madrugada del 25 de noviembre del 2006.

El lunes, el fiscal Luis Pizarro, pidió a la elevación a juicio y agravó la imputación que pesaba contra Marcelo Macarrón desde fines de 2018. El fiscal considera que el viudo fue el instigador del crimen y que contrató a alguien para que matara a su esposa. Por eso, Macarrón está  acusado de homicidio calificado por el vínculo, por alevosía y por precio o promesa remuneratoria; y si se acepta el pedido de Pizarro deberá enfrentar a un jurado popular que podría condenarlo a prisión perpetua.

Hernán Vaca Narvaja es el periodista que más investigó sobre la muerte de Nora. Tanto así que, de modo ridículo, termina siendo el único condenado en uno de los casos policiales más resonantes del siglo. Su libro, Las cuatro muertes de Nora Dalmasso (2008), ofrece un relato pormenorizado del crimen ocurrido en Villa Golf. Con él hablamos sobre la historia de una causa cargada de irregularidades y la posibilidad concreta de arribar a la Justicia, 13 años después.

-¿Te sorprendió el pedido de Pizarro?
-Me sorprendió porque la última vez que el fiscal, que es muy reacio a hablar con los periodistas, dio alguna información fue en noviembre del año pasado, cuando cambio la imputación. Marcelo Macarrón había sido acusado de ser el autor material del crimen de su esposa, pero ahora se lo acusando por ser el autor intelectual del asesinato de Nora Dalmasso. Esa imputación nos sorprendió a todos porque renuncia a la prueba más importante que tenía la causa que es la genética y que ubica a Macarrón en la escena del crimen. Desde aquello pasó casi un año y hoy nos encontramos con esta elevación a juicio en la que también existe un gran hermetismo porque no se nos permite leer la elevación y no sabemos qué pruebas tiene para fundamentarla.

-Pasaron 13 años del crimen. ¿Cómo evalúas todo el proceso?
-Fue un proceso bochornoso. Pasaron cinco fiscales y ninguno logró cerrar una hipótesis, hubo cuatro imputados acusados de matar a la misma mujer de forma de distinta, hubo encubrimiento policial y judicial, metió la pata el poder político y el poder económico, hubo gente de los servicios de inteligencia protegiendo a uno de los primeros sospechosos, todo ha sido un verdadero zafarrancho. Ahora estamos, por primera vez de forma real y concreta, a las puertas de que esto vaya a juicio.  Por la calificación de la causa, el  juicio será con jurados populares y me parece que eso brinda las garantías que no ha brindado el Ministerio Público Fiscal en la etapa de instrucción. Es posible que con esas garantías surjan algún arrepentido o se haga una lectura distinta de las pruebas que hay en el expediente y, a partir de allí, podamos saber qué fue lo que ocurrió aquella madrugada de diciembre del 2006.

-¿Por qué crees que se avanza, ahora, de esta manera?
-Este fiscal ha demostrado que actúa solamente por presión de los medios. Cuando cambió la carátula, prácticamente tuvimos que obligarlo a dar una conferencia de prensa porque él no brindaba ningún tipo de información. Se acerca noviembre, todos los periodistas recordamos que hay un crimen que está impune hace 13 años y eso genera una situación general que posiblemente influya en esta elevación. Pero lo curioso, además, es que el que avanza es un alguien que no es el fiscal natural de la fiscalía en la que está radicada la causa. Él estaba transitoriamente en esa fiscalía, después se lo relevó de esa obligación pero se quedó solamente con el caso Dalmasso. En realidad, es un fiscal móvil de delitos de narcomenudeo. Me parece que los tiempos se le fueron acortando y, desde ahí, surge el temor de que esté queriendo sacarse la causa de encima. En caso de que no prospere el pedido de elevación a juicio, el expediente vuelve pero no a él sino al fiscal natural que está por asumir en estos días en reemplazo de Walter Guzmán que fue ascendido y enviado a Río Tercero.

-¿La situación de la Justicia de Río Cuarto cambio en este tiempo o sigue siendo la misma?
-Claro que ha cambiado. Tienen un edificio hermoso ahora. Vino Luis Rubio y habló maravillas de esta especie de coliseo romano construido para esta sarta de inútiles que no pueden resolver un crimen que sucedió hace 13 años. Cuando le preguntaron por el caso Dalmasso y el bochorno que significa que el único condenado sea un periodista, Rubio, muy suelto de cuerpo dijo que hay casos que no resuelven. Bueno, a los pocos meses, se pide la elevación a juicio. Cada vez que el caso Dalmasso ofrece una novedad deja expuesta la situación del Poder Judicial. Hoy, la fiscalía está acéfala. La jueza de control que debe definir si esto va o no a juicio, está ocupando el cargo transitoriamente porque el responsable original murió y no ha sido reemplazado. Y la Cámara que se debiera conformar para juzgar a Marcelo Macarrón no tiene jueces designados. Ese es el Poder Judicial de Río Cuarto, que hoy tiene un edificio hermoso, pero vacío.

-El único condenado en el caso Dalmasso es un periodista, y ese periodista sos vos. ¿Cómo está la situación?
-Nosotros logramos una primera victoria cuando pudimos salir de la Justicia de Río Cuarto, como era de prever. La Justicia corporativa, mezquina, clasista y cómplice de Río Cuarto me había condenado a indemnizar al dos veces imputado Marcelo Macarrón, al una vez imputado Facundo Macarrón y a Valentina Macarrón. Tuve que llegar al Tribunal Superior de Justicia para que me dijeran que la sentencia había sido absolutamente arbitraria y fuera de lugar porque  desconocía la legislación nacional e internacional en materia de libertad de prensa. No podían condenar a un periodista que no había hecho otra cosa que contar las vicisitudes de un caso que era evidentemente público y de interés general. De todos modos, en una lectura absolutamente forzada de la situación, me condenaron a pagarles a los hijos de Macarrón porque eran menores de edad; pero decidieron desconocer, allí también, que cada vez que yo mencioné a esos menores fue dentro de la descripción de los avatares de la causa. En ese marco hemos apelado ante la Corte Suprema de la Nación y estoy seguro de que ahí vamos a revertir esta condena absolutamente injusta, arbitraria y ridícula que hace que después de 13 años, y a las puertas de un juicio oral y público, el único acusado sea un periodista.

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