«Yo no soy doctor de nada. De lo único que puedo ser doctor, es de calabozos, conocí como 70» fueron las primeras palabras pronunciadas por Jose «Pepe» Mujica al ser reconocido con el título Doctorado Honoris Causa de la Universidad Nacional de Córdoba mientras promediaba el sol continuaba perdiendo su batalla contra las nubes y las lluvias en el cielo mediterráneo. En su paso por Córdoba el ex mandatario uruguayo también fue nombrado funcionario ilustre por el Concejo Deliberante de la Ciudad de Córdoba.
En los argumentos sobre los que la UNC sustentó el reconocimiento a Mujica se lo reconoce como un «comunicador claro, sencillo y profundo», además se destaca su participación en la recuperación democrática uruguaya por ser «uno de los protagonistas centrales de la compleja transición a la democracia de su país».
«Queridos universitarios ustedes no pueden componer una nueva aristocracia. Tiene que ser la expresión de la humanidad que ha de venir, la formación terciaria debe ser el capital común de las masas del mundo que vengan. Ustedes van a ocupar el lugar que ocupaba el antiguo proletariado en mi época de juventud, no porque el mundo sea mejor, sino porque van a ser los que generen más plusvalía. Pero eso depende del grado de libertad que obtengan. Van a ser mucho más cultivados e inteligentes, tienen el peligro de que van a ser menos primitivos pero pueden ser más débiles. Piensen en los disparates que les estoy diciendo, ojala me equivoque. Me preguntaron cómo será la universidad y yo no soy universitario aunque he tenido buenos profesores, algunos de los hombres más extraordinarios que he conocido. Pero creo que hay que conciliar las matemáticas y la geometría con la filosofía y con el humanismo. Todo es un paquete del saber humano. Pueden ser una bestia cultivada con alta tecnología pero con una pobreza enorme adentro del corazón. No te dejes embrutecer porque, en definitiva, en esta América Latina tenemos una deuda social gigantesca. Somos el continente más desigual, probablemente el más rico en recursos naturales pero el que peor reparte. Andamos buscando mercados por el mundo cuando nuestro verdadero mercado está en los pobres de América Latina y tenemos el deber de luchar por ellos. La punta de lanza deben ser ustedes, los que tienen el privilegio de cultivar el balero, porque no lo han cultivado para ganar más plata y vivir como reyes, tirando manteca al techo con una casita en Miami. Todo ese espamento de felicidad no es otra cosa que espamento porque la felicidad está en el culto de la solidaridad con los más débiles. El milagro de haber nacido tiene que tener una causa. También nacen las lechugas, los cascarudos y las lombrices pero los seres humanos tienen el privilegio, hasta cierto punto, de darle rumbo a su existencia y si no le das rumbo con tu conciencia no te preocupes que el mercado te va a trazar el rumbo para que seas un eterno pagador de cuotas mientras vos crees que comprás felicidad» dijo Mujica ante la ovación de una Sala de las Amércias repleta en el Pabellón Argentina de la UNC.
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