Cultura

“Siempre viví de lo que me gusta”

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Hay personas que logran, de forma simultánea, mantener viva la cultura y que la cultura los mantenga vivos. Pareciera que Néstor Acevedo, más conocido como “Tito”, es una de esas personas. Recientemente publicó su séptimo libro, “Tribus Urbanas” (2024), y mientras charla sobre el no pasa por alto que “sigue trabajando” y ya tiene el nombre de una próxima publicación.

“Tribus Urbanas” recopila 11 cuentos que están hilados por un denominador común: sus personajes pertenecen a diferentes tribus, entendiendo a estas como grupos de personas que comparten usos, costumbres y características que los distinguen entre sí. Pobres, ricos, represores, reprimidos, radicales, peronistas, mileistas, militares, policías, civiles e, indefectiblemente, artistas son algunas de las tribus que se pueden identificar en sus páginas.

El libro, que se publicó en octubre del año pasado, cumple con el cometido del autor: que la gente lo lea y no se aburra al hacerlo.“Al libro lo venía preparando hace mucho. Son cuentos cortos porque temo que la gente, lamentablemente, ya no lee. Y los que leen no leen cosas largas”, sostuvo Acevedo.  Cada cuento transcurre en una prosa fluida y en un tono sarcástico, irónico y ácido que lo vuelve entretenido. 

  • ¿Por qué escribir sobre tribus urbanas?
  • En realidad lo de las tribus urbanas lo usan mucho los pibes y realmente yo creo que todos pertenecemos a una tribu. En el libro hay distintas tribus y son todas urbanas… un poco escribo sobre charlas que a lo largo de los años fui manteniendo con distintas personas. Yo calculo que hay distintas tribus que pululan en la ciudad y por ese lado transita el libro.

El arte de tapa es obra de Marcela Argañaraz, una artista radicada en Carlos Paz, y el prólogo fue escrito por el letrista y poeta Miguel Jubany. El resto del libro es un trabajo artesanal y minucioso del propio escritor. 

De Tonos y Toneles a Santo Diablo

Tito nació en Bolívar, una ciudad del interior de Buenos Aires. En su juventud, con el título de Bachiller Nacional bajo el brazo, se instaló en Rosario para estudiar medicina. Allí fue donde publicó su primer libro, “Gente Tiempo” (1972). 

Más tarde, radicado en Córdoba, portó las llaves del lugar que hasta hoy se lo recuerda como un refugio de la cultura durante los años de plomo. Tonos y Toneles abrió sus puertas el 17 de abril de 1976, a pocos días de haberse instaurado la última dictadura argentina. 

Sobre la calle Santa Fe, en el Barrio Clínicas, fue el lugar donde estudiantes, obreros y artistas progresistas se reunían con música, empanadas y vino de por medio. Esa peña, bandera de resistencia, fue el primer boliche que Acevedo abrió en Córdoba. 

Las historias del emblemático bar cordobés fueron recopiladas en el libro que publicó en 2019, “Tonos y Toneles”. Actualmente trabaja en la segunda edición del libro. 

Si bien el bar funcionó hasta 1993, desde 1982 lo hizo sin Acevedo quién continuó con otros boliches del mismo tinte: La Nueva Trova, Gardel, Santa Cecilia, Industria Argentina, Discepolín.

Para no perder la sana costumbre, de contribuir a la cultura y a la música popular, se radicó en Carlos Paz, a pocos kilómetros de la ciudad capitalina, y allí abrió otros boliches. Milton Pub, Teatro Concert y, el que actualmente administra, Santo Diablo

“Santo Diablo es un espacio cultural de resistencia. Es un bar de culto, chico, donde hay muy buena música, obras de arte colgadas y hay buena comida, en un barrio de un Carlos Paz perturbado por el turismo”, cuenta sobre el bar ubicado, por casualidad, en la calle Maradona.

No sería descabellado pensar que al tercer libro del escritor, «La Memoria de los Boliches» (1996), le faltará una secuela en donde queden plasmadas las historias de los últimos bares que administró y aún administra.

Hacer e inspirar

No basta con aportar a la cultura, para Néstor Acevedo también es importante inspirar a que otros hagan sus aportes. De eso se trata Santo Diablo, pero también su último libro que fue editado con una computadora, una impresora familiar, algunas resmas de papel y una abrochadora. Los primeros 100 ejemplares son fruto de un proceso artesanal que asegura fue “a prueba y error”. 

  • De los siete libros publicados, ¿es el primero que imprimís desde la tapa hasta el interior?
  • Sí, el primero. Esa es la validez que le doy a este libro, y por eso lo quiero compartir con los escritores más jóvenes, es que lo hice yo solo. Tengo una computadora y la impresora, imprimí las tapas, lo armé y lo mandé a la imprenta a perfilar. Hoy hay tanta tecnología que no es imposible. Hay un montón de jóvenes que tienen un libro en la computadora y nadie publica, pero no es imposible.

“Sí no digo que lo hice yo, no se nota”, afirma, entre risas, el escritor y bolichero.

“Tribus Urbanas” se puede adquirir en el sitio web de Amazon, en formato digital (https://www.amazon.com/dp/B0DKRSJ86M) o físico (https://www.amazon.com/dp/6310054449). 

Sus escritos y peñas son un faro cultural que, en buenos y malos tiempos, alumbra a quienes abrazan el arte popular. Ese mismo faro es el que Tito afirma que lo impulsa a seguir trabajando: Yo soy un privilegiado de la vida, siempre hice y viví de lo mismo, bien, regular o mal, pero siempre de lo que me gustaba. Y hacer lo que te gusta es la mitad del esfuerzo. Mantener una ideología popular y nacional y seguir con todo lo bueno, buena música, buena gente, buenas pinturas, buena comida y un buen vino… es lo que me mantiene vivo”.

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