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Actualidad
Tras 445 años ¿Cuáles son los rasgos principales de Córdoba y los cordobeses?
Se cumplen 445 desde que Jerónimo Luis de Cabrera fundó la Córdoba de la Nueva Andalucía al margen del Río Suquía. Desde ese 1573 la historia de la ciudad se desandó a la par de los vaivenes históricos del país, que no precisamente acompañó pasivamente. Desde esos gestos históricos y sus rupturas se forjó el perfil de una ciudad y sus habitantes que decidimos poner sobre la mesa de conversación con Esteban Dómina para celebrar un nuevo cumpleaños de la ciudad que caminamos a diario.
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Domina es historiador. Entre otro libros ha publicado «Historia Mínima de Córdoba» (2003); «Santiago Derqui, el federalismo perdido» (2010); «Tejas con historia» (2011); «Los Pujadas. De la épica guerrillera al horror» (2013); «La independencia argentina. 14 años de política, diplomacia y guerra» (2016) y «Mujeres argentinas. La otra historia» (2017).
-¿Qué podemos identificar como características principales de la Ciudad de Córdoba?
-Posiblemente las características principales de Córdoba estén dadas desde el comienzo mismo de su historia. Hay que decir que Jerónimo Luis de Cabrera decide fundar Córdoba desconociendo la orden que traía ya que el Virrey Toledo le había encomendado que la fundara en el valle de Salta. A pesar de eso, él siguió al sur y la fundó en el lugar en que hoy está Córdoba. Esto es, sin duda, un acto de rebeldía que está en el ADN del cordobés, después se fueron agregando otras cuestiones que tienen que ver con la indioscincracia que van desde la tonada hasta el humor que unen sus raíces en esa época de la que ya pasaron 445 años.
-¿De dónde sale esto del “humor cordobés”?
-Hay varias teorías al respecto pero quienes más han buceado en este humor tan particular coinciden en que eso viene de los andaluces ya que la mayoría de la gente que acompañó a Don Jerónimo, que era sevillano, eran de esa zona de España. Parece ser que ese tipo de humor es propio de esa región. Es un humor mordaz y muy irónico que para mí tiene su mayor manifestación en los apodos. Vos escuchas el apodo y miras el portador de ese apodo te das cuenta de lo increíble de la picardía que conlleva ese mote. Eso parece ser herencia de la cosa andaluza que acompaña a los ciudadanos cordobeses desde el comienzo de los tiempos.
-Hablaba de la Córdoba rebelde a partir de su acto fundacional, sin embargo esa es una actitud que la cultura cordobesa ha tenido siempre. Es como que siempre va a contramano de los rumbos que se toman a nivel país ¿Hay alguna explicación para eso?
-Me parece que esa dualidad también responde a la impronta jesuítica que siempre ha tenido la ciudad y que le dio un perfil propio a Córdoba. No olvidemos que la universidad se instaló en Córdoba muy temprano después de su fundación. Apenas 40 años después de la fundación, Córdoba era una aldea y ya tenía una universidad. Esa fuerte impronta jesuítica en el plano cultural e incluso económico, ya que las estancias jesuíticas son los embriones de las primeras actividades productivas, tiene que ver con ese carácter particular que Córdoba exhibe a lo largo de su historia.
-Así como en la Argentina se habla de “crisol de razas”, Córdoba ha tenido una migración interna muy fuerte a partir de la presencia de la universidad. ¿Qué tan importante es eso para la conformación del ser cordobés?
-Claro que sí, incluso en la universidad está la raíz del apodo que nos ganamos como ciudad. “La docta” es lo que vulgarmente se conocía como “fábrica de doctores”. Y eso es desde una hora muy temprana, la primera universidad es de 1613, para tomar una idea de lo que eso significa tenemos que ponernos a pensar que la segunda universidad del país (la UBA) es de 1821 y la tercera (la de La Plata) es de finales del siglo 19. Por eso digo que la presencia de la universidad en Córdoba marcó un hito muy importante desde una hora temprana y efectivamente funcionó como un atractivo para que pasaran por Córdoba gente de todas partes. Eso que sucede hoy pasa desde hace cuatro siglos.
-Hay algún elemento que diferencie el porvenir de la Ciudad de Córdoba del resto del país o en verdad, más allá de los actos de rebeldía, Córdoba ha desandado la suerte histórica de la Argentina.
-Evidentemente, al ser parte de la Argentina, Córdoba sufre los mismos avatares que el resto de las ciudades del país. Vamos todos encima del mismo barco y si el mar está en picada tenemos las consecuencias que eso conlleva, lo mismo cuando soplan vientos de un lado o de otro. Pero, más allá de eso, Córdoba tiene una impronta muy propia que está dada por su condición geográfica, por su mediterraneidad. Estar en el centro del país le dio un status diferente, en la época colonial estaba mitad de camino entre las dos grandes capitales virreinales que eran Lima y Buenos Aires y eso la convertía en centro obligado de todo lo que era el interior, primero del virreinato y después de las provincias unidas. Eso marco siempre un componente muy fuerte en el devenir de la ciudad.
-Habló de la “Córdoba rebelde” y a mí me gustaría preguntarle por la “Córdoba conservadora”.
-Es una moneda de dos caras. La impronta conservadora tiene que ver con el desembarco de todas las órdenes religiosas. Así como fue “la docta” por la universidad, también es la “Córdoba de las campanas” de Arturo Capdevilla. Basta con pasear por el centro para encontrarnos con los testimonios vivos de todas las órdenes. De los franciscanos, que fueron los primeros, pero también de los jesuitas, de los dominicos, de los mercedarios y de todas las órdenes que pasaron por Córdoba y que dejaron su huella. Ahí radica el perfil conservador que es la otra cara de la moneda porque a su vez aquí hubo episodios como la Reforma Universitaria de 1918 o el Cordobazo de 1969 que son marcadamente disruptivos. Creo yo que la caracterítistica conservadora de vez en cuando da a luz a algún elemento disruptivo como los mencionados pero conviven en una matriz que muestra las dos caras.
-Desde el retorno a la democracia hasta ahora, Córdoba ha sido la Capital de una provincia que ha tenido cuatro gobernadores. ¿Eso tiene que ver con la idiosincrasia cordobesa o es un momento particular el que vivimos en estos años?
-Todos los gobernadores y particularmente algunos, como Angeloz y De la Sota, han interpretado mejor lo que Córdoba es. En una provincia donde se produjo la Revolución Libertadora que derrocó a Perón en 1955 parece difícil de entender que hace 20 años que gobierno el peronismo, pero es un peronismo muy particular que sabe entender qué y cómo es Córdoba. Ni hablar en el momento de apogeo de Eduardo César Angeloz cuando era el gobernador con más poder que yo recuerde en décadas por interpretar mejor a esta Córdoba, por saber sacarle las mejores notas a esta guitarra que no es fácil.
-Supongamos que mañana nos invaden seres de otra galaxia y usted le tiene que explicar Córdoba a partir de un rasgo particular. ¿Con cuál se queda?
-Me parece que les diría que el cordobés es excesivamente localista. Tiene un enorme apego por su terruño y por su condición, eso naturalmente lo enfrenta a Buenos Aires. Hay una pica histórica que a veces se manifestó de modo más violento y a veces menos violento, pero Córdoba siempre se sintió con la necesidad de competir con Buenos Aires desde su autoproclamado lugar de capital del interior, como el corazón del país. Ese localismo está presente en todas las manifestaciones culturales, en lo deportivo, en lo artístico, en lo político, en el humor, en todo se marca una nota local para acentuar es identidad cordobesa.
-¿Y tuvo alguna oportunidad objetiva de pelearle ese lugar de poder a Buenos Aires?
-Sí, claro que la tuvo. Hubo una década que va desde el momento en que se sanciona la Constitución en 1853 hasta la Batalla de Pavón de 1861 en la que Córdoba fue el eje de la llamada Confederación Argentina que estuvo en guerra con la Provincia de Buenos Aires. Algo que muy pocos saben pero que es bueno recordarlo cada vez que se tiene la oportunidad de hacerlo es que hubo un cordobés de pura cepa que fue Presidente constitucional de la Confederación Argentina: Don Santiago Derqui. Todo eso terminó en Pavón cuando ganaron los porteños con Mitre y desde ahí tuvimos el país que hoy tenemos.
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