Cultura
Un «loco perdido» por la Mona
Hace unas semanas que la discografía completa de «La Mona» Jiménez está disponible en Spotify, la plataforma de música on line más importante del planeta. El hecho fue posible, en parte, gracias a Flavio Parmentier un coleccionista que se puso al servicio de dos gigantes (el cordobés y el digital) para llevar el tunga-tunga a todos los rincones del planeta. Mirá la nota que German Arrascaeta le hizo para el suplemento VOS de La Voz del Interior. La rescatamos en Mano a Mano Córdoba.
Flavio Parmentier tiene su tesoro bien ordenadito en un placar mediano, revestido con melamina blanca. Cuando las puertas de ese placar se abren, refulgen las valiosas piezas que este treintañero acumula desde adolescente: son los discos que Carlos “Mona” Jiménez publicó de 1970 a hoy, ya sea al frente del Cuarteto Berna y del Cuarteto de Oro o como solista rey de nuestro ritmo regional.
Prolijo hasta la neurosis, Flavio tiene los 89 títulos ordenados cronológicamente y dispuestos según el formato: vinilo, CD y casete, aunque también logró dar con algunas ediciones en magazine. Pero hay más, este fan cuartetero, más conocido en el ambiente como “Gringo del Marqués”, tiene tres colecciones completas en esos términos y tiende a concretar dos más según se le vayan revelando títulos en disquerías, foros o sitios de libre mercado.
Parmentier peleó contra todas las complicaciones que la industria del disco les pone a los coleccionistas (por ejemplo, descatalogar un título porque… porque sí) y salió ganando: gracias a su colaboración, Spotify logró disponer todos los discos de Jiménez en su plataforma de streaming. “Un buen día me llamó el Carli (hijo de Carlos Jiménez) para contarme que Mona Récords había firmado con Spotify para subir toda la obra de ‘la Mona’. ‘Mi viejo dice que los tenés a todos los discos, ¿es así?’ Le confirmé que sí y me dijo ‘nos darías una mano impresionante, porque nos faltan varios y los que tenemos están desparramados entre el archivo, el estudio y la casa de mis viejos. Me darías una buena mano si me ayudás’”, revisa Parmentier ante el grabador de VOS y en compañía de su novia Tamara, quien se desempeña como aliada en esta cruzada obsesiva.
“Después de eso, el Carli me pasa el número de Federico Colazo, un señor que tiene un estudio al frente de la casa de ‘la Mona’. Él hizo el trabajo de digitalización y remasterización. ‘Nos vamos a tener que regir por tus discos porque hay algunos de los que tenemos nosotros que le faltan temas. Vamos de cero con los tuyos’, me dijo. Y así fue que todo lo que está en Spotify surge de mi colección”, añade Parmentier, que también fue fundamental para reforzar la parte gráfica del asunto.
“Cintia, la encargada de digitalizar las carátulas, primero me pidió las tapas escaneadas pero Spotify se las rechazó por baja resolución. Así que ella se vino hasta acá e improvisamos un estudio de fotografía. La foto de alta calidad fue la opción definitiva”, amplía el “Gringo del Marqués” desde su casa en Villa Allende, en la que convive con Tamara desde hace años.
–¿Sin vos les hubiera resultado imposible conseguir toda la información para subir?
–Les hubiera resultado complicado más que imposible. Los primeros discos del Cuarteto Berna son los más difíciles de conseguir, pero no soy el único que los tiene. Con tiempo los iban a juntar; yo les agilicé todo, digamos.
–¿Habrá otro que tenga todos los títulos como en tu caso?
–No lo sé, no conozco a ninguno. Sé de varios coleccionistas que compran y venden… Yo no vendo nada. Es más, hay algunos títulos de los que tengo seis o siete discos. Si encuentro un título que ya tengo pero está en mejor estado, lo compro.
–¿Cómo empezaste con esta colección?
–Desde chico fui de coleccionar, es algo que heredé de mi viejo. Cuando empecé con el tema de “la Mona”, y en una mi familia que no era cuartetera, le puse todo a esa pasión. Yo tengo 33 y hace unos 20 años, más o menos, que empecé con esto por influencia de mis compañeros de colegio. Ellos me empezaron a prestar los primeros casetes, porque si bien ya estaba el CD, lo que más tenían eran casetes porque eran más baratos. Desde un comienzo quise tenerlos a todos. Primero los regrababa, pero cuando juntaba unas moneditas, iba a las disquerías, Así me empecé a armar.
–¿Tenés a todos los discos en todos los formatos?
–Sí, en vinilo, en casete y en CD. Tengo poquitos en magazine. En total debo tener más de 300 ediciones. Tres colecciones completas… Y a la cuarta, le faltan poquitos títulos. Tengo hasta un disco que es el primer ensayo que hizo el Cuarteto de Oro. Fue así: cuando ‘la Mona’ se separa de Berna, se junta con el tío, con Coquito Ramaló, para grabar en un estudio de Olmos y Maipú, debajo del Bon Que Bon. Grabaron cuatro temas e hicieron un disco de chapa muy similar al primero de Berna. Lo logré conseguir por medio de Ramaló.
–¿Y nunca intentaste conseguir al primero – primero de Berna?
–Hemos hecho amistad con Daniel Franco (acordeonista de Berna que hoy toca con Jiménez), lo he visitado en su casa, incluso. Y él me comentó que ese disco mítico es tal cual ese que tengo yo del Cuarteto de Oro. Quiero decir, es un boceto, un demo. Lo grabaron en estudio Maida, de avenida Olmos al 320, al lado del Bon que Bon, en un subsuelo. Querían tener algo para empezar a difundir su música y Franco me asegura que sólo hicieron dos copias… Era una producción casera, casi amateur. El que se quedó con uno seguro que fue el tío de Franco (Octavio, el padre de Berna); el otro, se lo deben haber entregado a LV2, porque los domingos ellos estaban con Carlos del Solar en el Festival del Éxito.
–Supongo que no debe haber resultado fácil encontrar los vinilos
–Los vinilos eran complicados porque, al momento de arrancar con esto, el formato no se había recuperado y yo no tenía a nadie que me explicara cuántos eran ni dónde los podía conseguir… Pero empecé a ir a la Feria de las Pulgas, en Belgrano y Achával Rodríguez, y logré conseguirlos de a poco. Era como descubrir un tesoro. Fui tantas veces ahí, que me hice amigo de un puestero que me llamaba cuando le llegaba un inconseguible. Me decía “Gringo, está La Gaita de Drácula” y al toque salía para allá y se lo compraba. Era una locura descubrir uno nuevo, un acontecimiento. Cuando conseguía un nuevo título en vinilo, los grababa en el casete para poder escucharlo e inmediatamente guardaba el original para tenerlo sano y ordenadito.
–¿Cuál es el mejor disco de ‘la Mona’ y por qué?
–Me fascinan sus discos en vivo. Porque, creo, es único ese contacto que él tiene con su público. Obvio, hay producciones internacionales con las que no puede competir, pero esa comunicación por medio de las señas y de referencias a los que vamos siempre, me parece irrepetible. Y está bien plasmada en los discos en vivo, que en su caso tienen una magia, otro saborcito. Al pie del cañón, de 1995, fue el mejor de todos.
–¿Siguen yendo al baile de Jiménez?
–Cuando éramos más chicos, sí. Ahora con el trabajo y la casa, se complica, pero tratamos de no fallar en los viajes. Los viajes son inolvidables.
–¿Viajaron mucho para verlo en vivo?
–Hace seis años que convivimos y 11 y cuatro meses que estamos de novios. Primero nos quedó chica la ciudad, luego la provincia y más tarde el país entero. Conocimos prácticamente todo el país gracias a ‘la Mona’. En un año fuimos como cinco veces a Tucumán. También conocimos Catamarca, San Juan, Buenos Aires, Comodoro Rivadavia, Puerto San Julián, Salta, Mendoza… Lo hacíamos en un R 12 que nos robaron. Y cuando aparecía alguna promoción en avión, chau, tarjeta y allá íbamos. En 2014 fue lo más loco que hicimos: seguirlo por España.
–¿Se fueron a España?
–En esa gira éramos nosotros y dos chicos más, uno de Hipólito Irigoyen y otro de Guiñazú. Lo hicimos de callado, no le contamos nada a nadie. Nos enteramos en Comodoro Rivadavia en enero que él iba a estar allá en mayo. Tamara me dijo “tenemos que ir”.
–(Tamara) No teníamos pasaporte, no usábamos tarjeta y teníamos los DNI viejos.
–(Flavio) Empezamos a averiguar y logramos contactarnos con el productor que lo llevaba. Sobre todo por el tema de las entradas, teníamos miedo de llegar y no conseguir. “No te hagas drama, te mando número de cuenta, depositame ahí y te las mando por e mail”, me dijo. Hicimos eso y el tipo cumplió. Cuando teníamos todo listo, recuerdo que ‘la Mona’ estaba dando una entrevista en la (radio) Popular. Cuando volvió de esa nota, lo esperamos en la casa y le mostramos las entradas de España. Casi se muere, terminamos llorando los tres. Fuimos a verlo en Barcelona, Madrid y Málaga; después nos quedamos un tiempito más. Con él, viajamos en el mismo vuelo de Córdoba a Ezeiza. Fue de casualidad, nos encontramos con él en la sala de pre embarque.
90 no, 130 sí
Carlos “Mona” Jiménez está en la antesala de la edición de su disco número 90, un número que este fan acérrimo se anima a relativizar. “Lo que pasa es que él sólo cuenta discos con material inédito mientras que otros artistas lo hacen con todo tipo de discos: simples, los famosos EP (extended play, con cuatro o cinco temas), los discos en vivo, los grandes éxitos y los long play”, observa Parmentier.
“Cuando me pongo a investigar y me doy cuenta que ‘la Mona’ no cuenta a todos, me encuentro con el dato que tiene 129 discos. El que viene será el 130. Cuando se lo comenté, se asombró. ‘No me van a creer’, me dijo. Pero no se trata de creer o no porque los discos están editados en físico, se pueden tocar, ver”, cierra el “Gringo del Marqués”.
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